Parálisis tras el 'domingo negro'
La FIFA calla ante los errores que perjudicaron a Inglaterra y México y se limita a prohibir las repeticiones en las pantallas
La FIFA y su presidente, Joseph Blatter, reaccionaron con parálisis y silencio en el día después del domingo negro en el Mundial de Sudáfrica. Mientras el planeta discutía sobre los dos polémicos goles que quizás cambiaron la historia del torneo africano, Blatter, habitualmente activo en Twitter, optó por el silencio. Su último mensaje en la red social es del domingo, anunciando que estaba en camino a Bloemfontein para asistir a un partido "que creó historia en los Mundiales".
Acertó de lleno, porque el 4-1 de Alemania sobre Inglaterra, 44 años después del gol fantasma de Geoffrey Hurst en la final de Inglaterra 1966, puede ser el inicio de una nueva historia en el fútbol. El potente tiro de Lampard dio en el travesaño y entró. Fue el 2-2, pero el árbitro uruguayo Jorge Larrionda no lo dio por válido.
Horas después, en Johannesburgo, Argentina se puso en ventaja (1-0) sobre México con un gol de Tévez en clarísimo fuera de juego. Los argentinos ganaron (1-3), y se enfrentarán el sábado a Alemania en los cuartos de final. A la mañana siguiente del desastre arbitral, la única reacción de la FIFA fue la de negarse a reaccionar, aparte de prohibir las repeticiones en las pantallas gigantes. "Es como todos los días, no comentamos las decisiones de los árbitros", dijo en su encuentro diario con la prensa el jefe de medios de la FIFA, Nicolas Maingot.
Pero las cosas no eran en absoluto como todos los días. Los aficionados al fútbol y los 84.000 espectadores de la noche del domingo en el estadio Soccer City estaban ante una apasionante discusión, un hecho que abre una dimensión desconocida en el fútbol: la de un línea alertado de su error por la repetición de imágenes en la pantalla gigante del estadio.
Es lo que a todas luces le sucedió al italiano Stefano Ayroldi, que, al ver en la pantalla que Tévez estaba un metro y medio adelantado, advirtió su error y dio pie a los dos minutos más confusos en lo que va del Mundial. En medio de un tumulto de mexicanos y argentinos pareció que Rosetti dio marcha atrás en el gol concedido, pero finalmente marcó el 0-1. México se hundió y perdió.
La FIFA tiene terminantemente prohibido apoyarse en imágenes televisivas para ayudar a los árbitros de un partido, pero en dos situaciones de los últimos años la sospecha de que el ente rector del fútbol mundial incumple sus propias reglas fue fuerte.
El recordado cabezazo de Zidane a Materazzi en la final de Alemania 2006 es una. Muchos siguen creyendo que el árbitro argentino Horacio Elizondo reaccionó alertado por lo que el cuarto árbitro, Medina Cantalejo, vio en un monitor en el estadio. El penalti en contra a Egipto en el último instante del choque con Brasil en la Copa Confederaciones 2009 es otro. Según los africanos, la tarjeta roja a Al Muhamadi y la pena máxima que dio el triunfo a Brasil (4-3) llegaron después de que el australiano Matthew Breeze, cuarto árbitro, viera por televisión cómo el egipcio tocó la pelota con el brazo y le alertó al inglés Howard Webb.
A Larrionda, protagonista del escándalo de Bloemfontein, no es la primera vez que le sucede algo así. El punta brasileño Adriano vio en 2004 cómo un gol suyo no subió al marcador pese a que la pelota entró más de medio metro. Mientras Guus Hiddink pedía la renuncia de Blatter en caso de que no introduzca lo antes posible la tecnología, Iván Zamorano dijo que errores como los del domingo influyen "en los futbolistas hasta cambiar la historia de un partido".
El fútbol no tiene por qué seguir en la caverna tecnológica, asegura Walter Englert, inventor del chip electrónico en el balón que la FIFA probó y rechazó. El diario brasileño O Estado de Sao Paulo aseguró que la FIFA vive una gran contradicción: mientras prohíbe las imágenes repetidas en las pantallas gigantes para evitar interferir con el trabajo de los árbitros, los espectadores en las gradas ven las repeticiones en sus teléfonos móviles.
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