El objetivo es la continuidad pero teniendo en cuenta que no puede cometer una serie de errores que se dieron en la inaugural del campeonato, ante el Pozoblanco, una victoria que se vio, sin restar un ápice de mérito, catapultada por la expulsión, al filo del descanso, de un jugador del conjunto cordobés. En Puente Genil, ante uno de los gallos, La Palma no podrá permitirse ciertas licencias, como por ejemplo los desajustes defensivos. Si incide en ello, entonces tendrá muy complicado sumar.

Por ese motivo, Nacho Molina, entrenador palmerino, ha insistido en la concienciación en el transcurso de la semana. La insistencia del entrenador ha estado focalizada en esas cuestiones, la conjunción, la solidaridad y la atención. Comenzando por la portería, cuyo propietario es el primero que tiene que aplicarse la lección. Ya se sabe que en fútbol es todo contagioso, para bien y para mal.

La Palma suma tres puntos y los cordobeses uno, gracias al empate en Jerez, igualada que se carga de mérito porque puntuar allí es como sacar un máster a pulmón. Por eso, las fuerzas se igualan en la moral y luego habrá que ver cómo gestionan ambos el contenido futbolero. Ellos querrán la pelota y La Palma aceptará con gusto la discusión. Luego la batalla del centro del campo se presenta crucial para imponerse. En ese punto, aunque es cierto que los partidos se determinan en las áreas, es donde comenzará a desnivelarse la cita.

A La Palma de Nacho Molina le distingue que no se le encoge el ombligo en ningún campo ni bajo ninguna circunstancia. La cita de Puente Genil exigirá valentía y cabeza, no cometer errores groseros. Esa es la premisa, y si La Palma cumple con el guion que le distingue desde hace tiempo, entonces el partido puede ser tan interesante que pestañear sería perderse muchas cosas.