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La Palma debuta en Tercera RFEF con una victoria (3-1)

La Palma celebra uno de sus goles al Pozoblanco.

La Palma celebra uno de sus goles al Pozoblanco. / @LaPalmaCF (La Palma del Condado)

Generalmente, en la primera jornada, sobre todo ahí los equipos comparecientes plantean los partidos para conocerse un poco mejor. Hasta llegar ahí lo que existe son partidos de pretemporada, es decir, nada, porque ya se sabe que el verano es para emplearlo en la playa y poco más.

Los cinco primeros minutos fueron de manicomio, de locura inusitada, de ida sin billete de vuelta. Al minuto de juego se adelantó el Pozoblanco después de que Abraham pasara por allí para empujar la pelota a la red. A eso instante, los futbolistas locales aún estaban en el sentido minuto de silencio por la víctimas del terrible terremoto en Marruecos.

Después, fue un dolor de cabeza descubrir las intenciones. El Pozoblanco lanzó varios saques de esquina, La Palma no adivinaba el camino de Dela y así todo el tiempo hasta que Marcos Montaño, algo inmóvil en algunas acciones, se estiró para hacer la parada del partido y evitar así el segundo tanto cordobés.

A falta de un minuto para acabar el primer tiempo, el Pozoblanco se llevó un serio disgusto. Hugo veía la segunda amarilla y esa circunstancia, en teoría, tendría que cambiar la puesta en escena para los visitantes.

Suele ocurrir que cuando un equipo se queda con diez, al otro le cuesta asimilar la situación más que al afectado. Y así fue. La Palma arrancó la segunda mitad queriendo imponer nuevas reglas y leyes. Acostando el campo hacia la portería de Dela, sin resultado aparente porque todo era telegrafiado, al paso, por lo que al enemigo siempre le dio tiempo a recomponerse. Aún así, La Palma acumuló ocasiones varias para anticiparse en el marcador. Y también es cierto que Montaño tuvo que sacar a relucir su clase a pelota parada para detener un balón que llevaba veneno.

Con el paso de los minutos, el Pozoblanco fue aculando, La Palma se volcaba y ese fue el guion de la película. Así una y otra vez, por la derecha y por la izquierda, por tierra, mar y aire. Justo hasta que un centro de Carlos Martínez, con su guante de seda, la puso para Buba y el recién ingresado en el campo la empujó, literal, a la red. Minuto 78 de partido.

Con todo en la descomposición por parte visitante, que llegase la sentencia era cuestión de tiempo. Y se produjo en el añadido, otra Zaca, después de un contragolpe de cuatro para uno. Ahí se acabó la historia, de forma feliz para La Palma, que regresaba a Tercera un año después, ante un Pozoblanco que se le hizo eterno el partido, hasta que dobló la rodilla ante el empuje de un conjunto, el condal, que nunca cejó en el empeño de hacerse con la victoria.

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