Nadal ya es como Borg

Éxito El español vuelve a vencer a Federer en París, sumando su sexto Roland Garros e igualando al mito sueco Ranking La victoria permite al balear conservar el número uno hasta la final de Wimbledon

1. Rafa Nadal intenta sostener la bandera de España, mientras sujeta con el brazo izquierdo la Copa de los Mosqueteros . 2. Roger Federer devuelve con un golpe de revés a una mano una bola durante el encuentro disputado ayer ante Nadal. 3. El manacorí y el suizo dialogan sobre la tierra de la pista Philippe Chatrier de París, durante la entrega de trofeos posterior a la final.
Sebastián Fest (Dpa) / París

06 de junio 2011 - 05:02

París es una gran fiesta para Rafa Nadal, consagrado ayer por sexta vez como campeón de Roland Garros, récord que comparte ahora con una leyenda del tenis como el sueco Bjorn Borg.

"¿Hasta dónde llegará?", podría preguntarse el suizo Roger Federer, derrotado por 7-5, 7-6 (7-3), 5-7 y 6-1, su cuarta caída ante el español en finales del Abierto de Francia y su decimoséptima derrota en 25 enfrentamientos con Nadal.

La respuesta está en manos del hexacampeón, que se mantendrá como número uno del mundo al menos cuatro semanas más, hasta el final del torneo de Wimbledon. Con su sexto éxito en el Bois de Boulogne, Nadal suma ya diez títulos de Grand Slam, iguala a otra leyenda como Bill Tilden y se sitúa a seis del récord de Federer.

La final de ayer recuperaba el gran duelo del tenis moderno, Federer vs Nadal, en las definiciones de Grand Slam, algo que no se daba desde Australia 2009.

Fue Federer quien tomó la iniciativa en el comienzo, metiéndose en la cancha a controlar el juego, tal como había pronosticado Nadal que intentaría. En minutos resolvía con una volea impecable para adelantarse 3-0 en una cancha con poco polvo y muy veloz.

"¡Roger, Roger!", gritaba la Philippe Chatrier bajo la atmósfera pesada debido a la tormenta de la noche anterior y las cargadas nubes que lo amenazaban. Y en el estadio faltaba uno de los tableros con el marcador, fulminado por un rayo.

Federer mantuvo el nivel hasta adelantarse 5-2. Nadal llamó al fisioterapeuta para que le acomodara uno de sus vendajes, que le molestaba al correr. Y entonces llegó el momento clave del encuentro.

Federer, jugando como en sus mejores tiempos, dispuso de un set point para 6-2 y lanzó un drop de revés que se fue por milímetros. El suizo lamentaría aquel punto, porque finalmente Nadal se acercó a 5-3 al defender su servicio con un revés cruzado fulminante.

Y un revés de Federer, éste nada fulminante, se estrelló en la red para quedar 30-40 y saque, que perdió en el siguiente punto. Nadal sacó e igualó a cinco. Sus errores bajaban en la misma medida en que Federer comenzaba a producirlos.

El español comenzó a tomar el control del partido. Ya no era Federer el que acortaba los puntos y mandaba, ahora era Nadal el que movía al suizo de lado a lado. Había equilibrio, y los puntos eran cada vez más espectaculares.

Federer volvió a ceder su saque y entonces la final cambió decididamente: ahora mandaba Nadal. Lo hacía con su derecha, que funcionaba como un látigo tras dormir en el inicio del partido. Y fue con una derecha cruzada, corta, que definió el set 7-5 en poco más de una hora de juego.

Federer comenzó el segundo con 0-40 en el servicio y Nadal terminó quebrándolo con una derecha sutil tras atraerlo a la red. El suizo comenzó a desesperarse ante un Nadal cada vez más poderoso.

Desde aquel ya lejano set point en contra, el español había encadenado siete juegos consecutivos. ¿Final terminada? No, porque con Nadal sacando 4-3, el suizo jugó un gran punto. Aguantó desde el fondo, probó todos los tiros posibles y definió con un soberbio revés paralelo para situarse break point. No pudo definirlo allí, pero sí en la tercera oportunidad que tuvo para situarse 4-4 y su saque y revivir el "¡Roger, Roger!" en un estadio largo rato apagado.

Aunque Roger no estaba para dar alegrías, porque cedió su servicio enseguida. Poco después Nadal dispuso de un set point, no pudo aprovecharlo, los paraguas se abrieron y la final se interrumpió.

En cuestión de segundos los dos protagonistas se encontraron espalda contra espalda en un estrecho pasillo y ante las puertas de sus respectivos vestuarios de emergencia. Ni se miraron.

En 12 minutos estaban de regreso. No hubo peloteo en una cancha mojada y más lenta ahora. Nadal tuvo un set point, pero Federer salvó ése y otro para que Nadal se equivocara y le diera la igualdad (5-5). El suizo se vino arriba y ganó con autoridad su saque (6-5). Duró poco su entusiasmo, porque Nadal ganó el tie break por 7-3 tras una sucesión de errores, en especial de derecha, del suizo, que perdía otro set que podría haber ganado.

En el tercer parcial se mantuvieron saque a saque hasta el 3-2, cuando Nadal quebró para adelantarse 4-2, pero Federer le devolvió la gentileza y se acercó a 4-3. El partido siguió igualado hasta el 5-5, cuando Federer recuperó su mejor tenis y en dos juegos perfectos se llevó el tercero por 7-5.

Federer tuvo una gran oportunidad con Nadal sacando 0-40 en el inicio del cuarto set, la dejó pasar. El suizo seguiría luchando, pero la final ya no era suya. Otra derecha larga y Nadal que se desploma a las 19:06 de la tarde sobre las rodillas, abrumado por la leyenda que es. En París, ya es como Borg.

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