Lavillenie eleva aún más sus miras
"Soy joven y tengo medios para progresar", dijo ayer el pertiguista tras batir el sábado el récord de Bubka
Renaud Lavillenie, el hombre que destronó a Bubka como plusmarquista mundial de salto con pértiga, aseguró que siente que puede mejorar la marca de 6,16 metros que logró el sábado en Donetsk (Ucrania). "Todavía soy joven, me quedan años y competiciones por delante. Creo que tengo medios de progresar. Me quedan cosas que afinar, esto no ha terminado. Tengo las ganas y la motivación de ir todavía más lejos", afirmó el atleta en París en una multitudinaria rueda de prensa.
El francés no podrá participar, sin embargo, en el Mundial en sala de Sopot el mes próximo tras lesionarse cuando, nada más batir la mítica plusmarca en el primer intento, afrontó los 6,21 y la pértiga se le rompió. Lavillenie explicó que sufrió una profunda brecha en el talón izquierdo y que tuvieron que darle 16 puntos de sutura. "No volveré hasta que esté totalmente recuperado", afirmó.
Lavillenie retornará a la competición a finales de abril, con la vista puesta en el Europeo de Zúrich de agosto y en renovar su título de la Liga de Diamante. Confesó que todavía no se ha dado cuenta de su proeza en el mitin que el legendario saltador creó en los años 90, el mismo en el que quedó enterrado su récord de 6,15 que cumplía 21 años.
"Es el relevo más bonito que se puede tener", afirmó el galo, que se deshizo en alabanzas con Bubka. "Voy a necesitar tiempo para darme cuenta, pero no tengo ninguna prisa", dijo. En esa misma pista, el ucraniano batió el récord mundial tres veces e Isinbayeva, ocho. Era el escenario ideal para asaltar la mítica marca. "Para mí el récord no era un objetivo, pero lo cierto es que en los últimos meses he visto mi rendimiento progresar", aseguró. En el Europeo de Goteborg, superó el listón a 6,07 metros, una marca que sólo Bubka había logrado en la historia. Pero los jueces invalidaron el salto, lo que hizo aparecer las lágrimas de impotencia en el francés, quien, sin embargo, acababa de ganar el oro. "En aquel momento me di cuenta de que el récord era posible, que me acercaba. En diciembre mis entrenamientos mejoraron mucho. Además, utilicé pértigas más largas y sentí que ése podía ser el punto clave", subrayó.
Ambicioso, con el histórico récord en su poder, Lavillenie no se quedó parado. "Tenía que intentar ir un poco más lejos, quería probarme para el futuro", afirmó para justificar su intento sobre 6,21. Consideró su fabulosa marca como una venganza de los pequeños. Con 1,74 metros y 70 kilos, posee un físico poco común entre los saltadores. "Era muy importante demostrar que no hace falta ser grande para saltar muy alto. Hace cinco años nadie apostaba por un saltador de menos de 1,90 metros".
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