'Jogi' Löw, el dictador benévolo

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Tras las dudas iniciales, el seleccionador cuenta ahora con el apoyo de todo el país

'Jogi' Löw, el dictador benévolo
'Jogi' Löw, el dictador benévolo
Isaac Risco / Hamburgo

07 de julio 2010 - 05:02

El diario sudafricano The Star lo nombró recientemente el entrenador "mejor vestido" del Mundial y los expertos de su país se deshacen en elogios. Con su aire discreto y cordial, Joachim Löw se ha convertido de repente en el gran artífice de la revolución futbolística alemana.

Jogi lo llaman afectuosamente los hinchas y los medios germanos. "El dictador benévolo", lo define el diario Hamburger Abendblatt, rendido al balance mundialista de su equipo: 13 tantos y uno sólo en contra, el equipo más goleador del torneo. Y, además, el que más pasiones ha despertado hasta ahora en Sudáfrica 2010, con un fútbol que encandila a los aficionados.

"Ya dije antes del torneo que quien quiera ser campeón del mundo, debe ser siempre ofensivo y tomar riesgos", señaló antes de la semifinal de hoy que lo enfrentará a España.

Su pausado tono al desmenuzar sus frases contrasta con la filosa verborrea de entrenadores como el excéntrico Diego Maradona, al que Löw le ganó por goleada en la estrategia y en el frente a frente del planteamiento de cuartos ante Argentina.

Su receta parece sencilla, pero es toda una revolución en el tradicional fútbol robusto y físico de Alemania: el juego de toque con la pelota a ras del suelo.

Pocos le hubieran dado crédito hace algunas semanas. Antes del Mundial, el Kaiser Franz Beckenbauer ponía en duda su decisión de dejar en casa al entonado delantero Kevin Kuranyi, mientras otros criticaban que Löw se aferrase a Miroslav Klose o Lukas Podolski, dos de sus incondicionales pese a sus pobres temporadas en sus clubes.

La ausencia de jugadores de experiencia como el lesionado Michael Ballack o Thorsten Frings, un veterano y aguerrido volante de contención descartado en favor de debutantes como el equilibrado Sami Khedira, hacía a muchos temer lo peor de cara a la Copa del Mundo.

"Todos quieren que continúe", dice ahora en cambio el propio Kaiser respecto a la posible renovación de Löw al frente del equipo, un clamor casi unísono en el país. "Sería maravilloso porque es su equipo y lleva su firma".

Löw, asistente de Jürgen Klinsmann en el Mundial de 2006, heredó el cargo cuando el rubio ex jugador decidió poner fin a su experimento al frente de la selección, en medio de la euforia por el fútbol mostrado en el Mundial celebrado en casa. Un equipo que gustaba, aunque más por su entusiasmo que por su buen juego.

El actual seleccionador prácticamente había sido rescatado del olvido por Klinsmann, que lo eligió como asistente. Después de ganar una Copa alemana con el Stuttgart en 1997 y llegar a la final de la Recopa un año después, Löw había pasado por clubes de Turquía y Austria sin éxito. Tras la euforia del verano alemán de 2006, muchos vieron al asistente como el sucesor lógico del irreverente Klinsmann, que buscaba impulsar desde 2004 una revolución futbolística en el fútbol de su país.

Más aún, Löw, apuntaron varios expertos, era el verdadero estratega en la sombra, el cerebro táctico detrás del motivador Klinsmann.

Sudáfrica 2010 lo ha dejado claro. Si el equipo no terminó de convencer en la Eurocopa de 2008 pese a llegar a la final -que perdió ante España, su rival de hoy-, nadie se atreverá a poner en duda al técnico tras el Mundial, pase lo que pase.

Franz Beckenbauer ya dictó sentencia a su favor. Y en la Alemania futbolística, contar con la ayuda del Kaiser, lo es todo.

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