Huelva se rinde a Isco

la selección, en huelva

El malagueño marca y lidera la regeneración de una selección que se reencuentra con su mejor fútbol en el Nuevo. Colombino Sergio Busquets y Pedro completan la goleada española.

Koke, Alarcón y Jordi Alba celebran con Sergio Busquets el segundo gol logrado por la selección frente a Bielorrusia.
Antonio Carrasco Huelva

16 de noviembre 2014 - 05:02

La nueva España que trata de reencontrar su identidad perdida se dio un necesario baño de autoestima en el Nuevo Colombino. En la renovación forzada y necesaria, mitad impuesta por las bajas y mitad obligada por el rendimiento de los que llaman a la puerta, emergió en Huelva la figura de Isco. El centrocampista del Madrid confirmó con España lo que cada semana ofrece con su club. Fue el cerebro y la magia de La Roja, asumiendo el rol del ausente Iniesta. Se asoció bien con Cazorla y se movió cómodo con la seguridad que otorga tener detrás a Sergio Busquets. Se dedicó a inventar, a desequilibrar y a generar prácticamente todo el peligro español.

España se encontró muy cómoda en Huelva. Apenas sufrió. Bielorrusia fue un rival que aceptó con demasiada resignación su papel de prestado en una fiesta ajena. Fue un oponente noble que se llevó la goleada sin un mal gesto, como quien asume lo inevitable.

Tardó un cuarto de hora España en abrir el marcador. Pudo hacerlo antes. Un pase genial de Santi Cazorla a Pedro lo mandó el canario fuera a los seis minutos. Fue el comienzo. Zygmantovich tomó precauciones para nada. El seleccionador bielorruso optó por una defensa de cinco y aisló a Kornilenko en punta a verlas venir. Su delantero participó casi tanto como Casillas. Entre poco y nada.

El choque duró 17 minutos. Tiempo para que Isco demostrase que el futuro de la selección pasa por sus pies. El malagueño se apoderó del césped del Nuevo Colombino. Pidió la pelota y asumió la responsabilidad de llevar al equipo y para rematarlo deleitó con un zapatazo desde la frontal a la escuadra de Zhevnov. El meta bielorruso no pudo hacer nada. Era imparable. Suya sí fue la responsabilidad del segundo.

Cuando una selección opta por defenderse para buscar la salida debe cumplir al menos dos requisitos. Ser contundente atrás y dinámica arriba. Bielorrusia fue blandita en defensa y previsible en ataque. Suficiente para perder un balón nada más sacar de centro y permitir a Sergio Busquets disparar ajustado al palo. Gol de catalán con la ayuda del meta.

España se permitió jugar de salón. Necesitaba el equipo de Vicente del Bosque un duelo tranquilo, con el que poder reconciliarse con su propio fútbol y olvidarse del tropiezo de Eslovaquia. Jugó durante media hora más la selección a placer. Con el choque resuelto y sin un oponente exigente.

La ventaja y la escasa oposición de Bielorrusia permitió a Del Bosque reservar a Sergio Busquets, con amarilla desde el minuto 25. El encuentro en Huelva quedó resuelto demasiado pronto, sin historia desde poco más del cuarto de hora inicial.

Si alguna posibilidad tenía Bielorrusia de al menos meterse en el partido estas se esfumaron a los diez minutos de la reanudación. Una buena jugada de Juanfran la remató al fondo de la portería Pedro.

Isco lideró con su elegancia y ese estilo tan peculiar que a veces recuerda a un jugador de fútbol sala. Si España no hizo más goles fue porque no los necesitó. Buscó recrearse, divertirse y divertir. No pretendió hacer más sangre. Necesitaba reencontrarse con su identidad futbolística. Koke y Bruno se asentaron en el centro del campo por detrás de Isco y Cazorla fue el enlace para todos ellos.

Bielorrusia no ofreció más resistencia. Tardó 78 minutos en disparar a puerta. Sólo Signevich creo algo de peligro saliendo del banquillo. La emergente promesa de su selección inquietó más que todos sus compañeros. Al menos hizo trabajar a la defensa.

Con la victoria en el bolsillo comenzó Del Bosque a premiar, dosificar y pensar en Vigo. Los artífices del juego cedieron su sitio en el campo. Isco se llevó una ovación de las que se recordarán en Huelva durante mucho tiempo. A Cazorla simplemente se le entregó su grada. Hace casi una década del paso del asturiano por el Recre pero nadie lo olvida. Tampoco él lo hace. El cariño es mutuo.

Fueron minutos para los que llaman a la puerta. Morata demostró en menos de un cuarto de hora su crecimiento en la Juventus, mostrando detalles de futbolistas con más recursos de los que se espera de un nueve. Menos participación tuvo Callejón. La regeneración está en marcha, comenzó en Huelva y tendrá en Isco a su referencia.

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