Estrellas fugaces en La Merced
Motociclismo
El sevillano Dani Torres se impuso en una emocionante final a José Miralles y Edgar Torronteras








Los saltos y piruetas de los mejores pilotos de freestyle del panorama nacional cruzaron el pasado sábado el cielo de la Plaza de Toros de La Merced, como si de estrellas fugaces se tratasen. Cuando el reloj del coso mercedario marcó las diez en punto de la noche, las bocinas del entregado público onubense comenzaron a sonar a modo de clarines que precedieron la entrada de los seis protagonistas del acontecimiento: Nicolás Ortuño, Eugenio Zafra, Jorge Bravo, José Miralles, Dani Torres y Edgar Torronteras, un mito que volvía a Huelva tras un año de ausencia.
Una caída de Eugenio Zafra en el quinto salto de la ronda inicial fue lo único que logró hacer enmudecer a los asistentes. Pero transcurrido unos minutos, la recuperación de Zafra, segundo clasificado en la edición del pasado año, devolvió los aplausos a la grada cuando comprobó el buen estado del piloto, que sin embargo no pudo seguir en la competición.
A la primera ronda de saltos individuales le siguió otra, con las bajas del lesionado Zafra y de Ortuño, en la que los cuatro pilotos restantes compitieron entre sí en una tanda por parejas. De ahí, el jurado, guiado en todo momento por la algarabía popular, eligió a los tres privilegiados que pasarían a la final.
En los tres minutos de los que dispusieron, Torronteras, Miralles, que buscaba revalidar su triunfo de 2007, y Dani Torres, tuvieron que desplegar sus mejores vuelos para deleitar a público y jurado. Todo un repertorio de 'backflips', plegadas y giros inverosímiles que levantaron de sus asientos a la abarrotada grada.
A pesar del alto nivel exhibido por los finalistas, fue Dani Torres quien se alzó como claro triunfador de la noche. El sevillano dejó patente que es uno de los tres mejores saltadores del mundo, acompañado en el cajón por José Miralles, que acabó segundo, y Edgar Torronteras, que completó el podio. La despedida de los pilotos, agradecidos con la afición de Huelva, no podía ser sino en forma de carrusel de piruetas, dosis suficiente para aguantar hasta el año que viene.
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