No hay peor enemigo que un rival herido en su fuero interno. El Ciudad de Lucena, uno de los trasatlánticos de la categoría, cayó por dos a cero ante el Xerez DFC y comparece segundo en la tabla, por detrás del otro Xerez, concretamente a cinco puntos y eso ha herido egos y hasta es posible que le haya cortado una de las alas. Esa es la situación aparente del rival de La Palma, que ye le amargó la existencia en el partido de la primera vuelta, con severas críticas para el entrenador cordobés por aquel planteamiento, algo que el propio técnico se encargó de defender en rueda de prensa a pesar de la derrota.

El conjunto de Nacho Molina viene de vivir un torbellino de sensaciones. El empate a dos ante el Ayamonte en el derbi dejó varias lecturas que debe servirle a La Palma para afrontar lo que resta y para enfrentar el objetivo de la salvación como debe, es decir, con la consecuencia de que cada vez que se lo plantea, al unísono, todos a una, es capaz de pintar la cara al más predispuesto y apuesto.

El otro día, vivió una primera parte para enterrar de por vida y una segunda que fue un placer y un gustazo. Los primeros 45 minutos compareció un equipo desdibujado, incapaz de motivarse, fallón en la concepción de los espacios y disperso en sus funciones. Sin embargo, cuando le vio los colmillos al lobo, se transformó por completo, haciéndose acreedor a un resultado más suculento que el empate.

Esa es, precisamente, La Palma que se espera. La que rectifico el camino, la que habla en el campo a través de la pelota, la que va sin espejos retrovisores, la del gusto por el fútbol. Eso sí, para llevar a cabo el plan debe contar, en principio, con una alineación consecuente. Debe afinar las parejas de hecho dentro de la cuadratura. Álex Pérez debe recuperar su mejor versión, Andrés, que vuelve, poner firme la línea defensiva y Zaca, que también regresa, competir con Gabi, el mejor de largo el otro día, por un puesto en vanguardia como hacen los grandes. Si La Palma junta todo eso y lleva el partido y al rival al límite, como hizo en la primera vuelta, entonces habrá discusión en el pleito deportivo.

Para el Ciudad de Lucena, el partido se viste de final porque tropezar sería como despedirse en la aspiración de ser primeros y para La Palma porque ganar es sellar virtualmente el billete para la permanencia. Como ven, a estas alturas de la vida y de la Liga, ya no queda nada banal. Cada cual con su objetivo. Todos ellos enormemente interesantes.