Fútbol | División de Honor

El Cartaya se relaja y lo acaba pagando (2-2)

  • Los de Amate, perjudicados por algunas decisiones arbitrales polémicas ante el Ciudad Jardín

  • Arias y Josué hicieron los goles

El técnico del Cartaya, Paco Amate, durante un partido.

El técnico del Cartaya, Paco Amate, durante un partido. / Josué Correa (Cartaya)

Cuando la árbitro del partido pitó el final quedó la impresión de que al Cartaya se le había ido una gran oportunidad de sumar otra victoria. La sensación es que a pesar de las innumerables bajas, con lo que llevó Amate, debió tener suficiente para sonreír. Esperemos que no tenga que lamentar los dos puntos que volaron, esperemos. El caso es que el Ciudad Jardín no es penúltimo por casualidad y eso quedó demostrado. Por su parte, el Cartaya también lo hizo, pero solo 25 minutos y con eso no fue suficiente. Decir que hubo dos acciones que determinaron, que no que no deben servir de excusas porque el que busca excusas se viste de bohemio y al Cartaya y su carácter no le pegan.

El partido arrancó con el conjunto de Amate pies en polvorosa, marcando territorio y ritmo, y el Ciudad Jardín se fundió de inmediato. A los 14 de partido ya iba 0-2 y bailando. El primero en dar sentido a todo fue Arias, que se estrenaba como goleador. El delantero, ayer en su posición natural, le hizo un lío a los centrales con dos movimientos de cintura, los despachó y marcó un golazo. Minuto 12 de partido. Antes, Josué, ya había enseñado el camino de la velocidad y la verticalidad a sus compañeros. Ir deprisa era superar una y otra vez a un adversario que no se sostenía. Y fue él, precisamente él, el que marcó el segundo. Si no han visto el gol recomiendo que lo vean. Limpió de telarañas la escuadra. Pero que es todo lo que hizo antes fue mejor que eso. Perfilarse, levantar la mirada, orientarse, golpear como lo hizo. Un espectáculo. 0-2 y lo que rondaba por la cabeza de todos. Hoy, fiesta, pensaron.

Y cuando ya preparaban el banquete, sin invitados pero fiesta al fin y al cabo, el equipo de Amate fue desconectándose poco a poco y claro, el Ciudad Jardín tiene pocos recursos, pero los que tiene los expone como nadie. A la media hora de partido, cuando el Cartaya ya había enseñado que no se puede ir por la vida sin concreción, una acción que no debió darse acabó con Vioque empujando el balón en la línea para anotar el acortamiento de distancia. En un primer momento, el linier levanta la bandera señalando fuera de juego. Protesta el equipo local de que Mario salía precisamente de la línea, lo que habilitaba al goleador y con el asistente poniendo cara de susto, llamó a la árbitro y la que manda dijo gol. El chico reconoció que se había equivocado. Y a fuerza de ser justos, pasó lo que debía de pasar. Otra cosa es la historia del desenlace. Porque el linier toma una decisión de la que luego se desdice. Supongo que es legal.

El tanto local metió a los cordobeses en la fe mientras que el Cartaya se hacía preguntas. Cómo podemos cambiar tanto de un momento para otro. Suponemos que se preguntaban. Y en esas estaban cuando otra acción que no debió ocurrir porque faltó determinación para finiquitarla, dio con el balón en el punto de penalti. Se supone que Franci Ruiz tocó al delantero. Queda por ver. El capitán del Cartaya se arrodilló en tierra pidiendo clemencia y jurando por todos sus seres queridos que no lo había tocado. Otra vez el mismo linier en el punto de mira. Porque la colegiado estaba en otra perspectiva y si no fue penalti el asistente, igual que pasó en el gol, debió corregirla. Marcó Hugo y ahí acabó la primera parte.

En la segunda, lamentablemente no ocurrió nada. Y digo esto porque aún estamos esperando el arrebato del Cartaya. Los líderes, cuando tienen bajas se multiplican, aprietan los dientes y en vez de someterse a las adversidades, emergen. Este equipo, que tantas lecciones nos ha dado de que la palabra rendirse no forma parte de su diccionario, esta vez, no es que se rindiese, pero sí le faltaron arrestos para venirse arriba. Lo intentó, pero sin creer del todo. No siempre se levanta uno con queriéndose comer la vida.

No me imagino al Cartaya escudándose en lo que pudo haber sido y no fue. No es su estilo ni el fundamento que le ha llevado a ser líder. Hubo momentos que determinaron, acciones puntuales. Pero como dice el encabezamiento de esta crónica, aún a pesar de las bajas, tenía lo suficiente como para haber sumado otra victoria.

Ficha técnica:

Ciudad Jardín: Canales, Galisteo, Mate, Arturo, Guille, Prieto, Vioque (Tate), Hugo, Sojo, Caro (Miguel) y Miguelito.

Cartaya: Pedro, Benítez (Marcos), Lagos, Kike, Franci Ruiz, Mario, Asuero, Álvaro (Mamadou), Pitu (Iván Arenas), Arias y Josué.

Goles: 0-1 (12’) Arias. 0-2 (14’) Josué. 1-2 (30’) Vioque. 2-2 (41’) Hugo, de penalti.

Árbitro: Cristina Santaella, de Granada. Amonestó por los locales a Canales, Vioque y Miguel. Y por los visitantes a Franci Ruiz.

Incidencias: Encuentro disputado a puerta cerrada.

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