Es posible que la palabra sea el arma más poderosa que existe. Eso siempre y cuando los que la recepcionan le den la importancia que realmente tiene. Aplicado al fútbol, al convencimiento de un vestuario, hay entrenadores que cortan cabezas mientras que otros las acarician. Cuando el Cartaya era un polvorín porque no salía nada y faltaba actitud, fue Manuel Juan Limón y no alteró el discurso un ápice, al menos de vestuario para fuera. Apostó por la palabra. Y eso permitió a los jugadores pararse a pensar, profundamente, y de ahí nació un equipo nuevo, esplendoroso, fuerte de mente y de espíritu. Y así, su juego cambió como de la noche al día.

Recibía al San Roque en la persecución de la cuarta victoria de forma consecutiva y se bailó una primera parte con importantes detalles para poner en las escuelas. El primero el que originó el uno a cero, obra de Sebas, a pase de Souto, que se inventó una jugada y un pase que ya está para ponerlo mil veces repetido, a ver si aprendemos cómo se gestiona una jugada en la línea de fondo.

A partir de ahí y antes de eso, el Cartaya mandaba en todo, incluso en los psicológico. Su excelente estado de forma fue minando la moral de un rival que se equivocó varias veces en la salida de la pelota, situación que provocó una y otra vez la presión local.

Su excelente estado de forma fue minando la moral de un rival que se equivocó varias veces en la salida de la pelota

Fueron pasando los minutos y como no concretaba el equipo de Limón, el San Roque comenzó a estirarse, más por inercia que por convencimiento. De hecho, Chupi la tuvo y remató fuera y a los 41 de juego la tuvo el Cartaya otra vez. Y así acabó una primera mitad en la que las sensaciones fueron más que las ocasiones.

La segunda parte no cambió apenas. Bocanegra tuvo que intervenir para evitar sustos y el Cartaya emitió la sentencia a los 74 de partido, por medio de Canito, al recoger un doble rechace del portero visitante a tiros de Lolo y Sebas. Antes, Lolo chutó una falta de forma violenta que estrelló con más violencia aún en el travesaño. Todavía a estas horas está temblando el larguero.

Al final, satisfacción máxima si no fuera por la lesión de Sebas, que se puede perder varios partidos. Habrá que esperar al paso de los días. Es la cuarta victoria seguida. Este Cartaya es otro. Es el poder de la palabra del entrenador, para el convencimiento total de la plantilla, que ha entendido el mensaje. 26 puntos, una nueva vida, sonriendo y ganando. Así da gusto.

FICHA TÉCNICA

Cartaya: Bocanegra, Manolo (Benítez, 89’), Quino, Novoa (Juan López, 86’), Aitor, Mario, Souto (Sergio, 78’), Fernando Vaz, Dani Pérez (Canito, 71’), Lolo (Guille, 89’) y Sebas (Pitu, 80’).

San Roque: Diego, Adrián, Tirado (Jesús, 69’), Chacón, Copi (Pipa, 73’), Chupi, Parra, Luismi (Dani, 89’), Luisma (Gallego, 63’), Focela (Barrios, 78’) y Bandera.

Gol: 1-0 (16’) Sebas. 2-0 (74’) Canito.

Árbitro: Ordóñez Martín, de Sevilla. Bien. Amonestó por los locales a Novoa y por los visitantes a Adrián, Tirado y Luisma.

Incidencias: Unos 300 espectadores en el Luis Rodríguez Salvador.