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El Cartaya recibe a uno de los grandes favoritos para el ascenso, el Ciudad de Lucena, colíder de la tabla

El Cartaya prepara el partido ante el Ciudad de Lucena.

El Cartaya prepara el partido ante el Ciudad de Lucena. / AD Cartaya (Cartaya)

No hay una semana de paz para el Cartaya. Después de levantarse como solo hacen los equipos sin resquicios que se abstraen de los problemas extradeportivos, descosiendo al Ayamonte en la semana más complicada de los últimos tiempos, con comunicado incluido de la plantilla denunciando los impagos, ahora salta la noticia de la marcha de Paco Benítez, uno de los pilares defensivos, destino a Ávila, para jugar con el líder del grupo ocho de la Tercera Federación. A eso hay que unir que Cerpa e Iván tienen para tiempo de convalecencia, Novoa viene de varios días hospitalizado y Sergio tiene un problema en el abductor. Limón, que debe tener alma de ángel o algo parecido, se resigna. No hay nadie mejor en el mundo que interprete mejor la frase de hombre de club. Su paciencia merece honores varios.

A todo esto, el equipo responde a la adversidad como si las tormentas fueran rayos de luz en la oscuridad. Dos victorias consecutivas y fuera del descenso, con una plantilla que no cobra y cogida con alfileres. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte. Y ahora, el Cartaya, a este punto y hora, está en su derecho de enseñar pectorales.

Llega uno de los ogros y el Cartaya pone de nuevo en el escaparate la consistencia de un equipo que juega a mil por hora de principio a fin porque andar en una velocidad inferior no le alcanza. Esa circunstancia suele tener fecha de caducidad porque jugar permanentemente forzado ocasiona desgaste. La intención es que la factura por el peaje se retrase lo máximo posible.

El Ciudad de Lucena es de esos equipos que precisan muy poco para descoserte. Generalmente es más pragmático que glamuroso. Así lo ha diseñado su entrenador y así lo interpreta sus muchachos, todo de memoria, no hay dolor, como se dice en las batallas. Les da igual ser más o menos atractivos. Lo importante es el resultado. Y esa interpretativa les tiene colíderes de la tabla, en pulso permanente con el Xerez Deportivo.

El resumen de lo que debe ser está claro. Prohibido equivocarse porque si lo haces estás muerto. La clave está en llevarles al desasosiego. Si el Cartaya se sostiene entero hasta bien entrada la segunda parte, entonces el guión puede alterarse y eso provocaría encontrar espacios que antes no van a conceder.

El partido exigirá físico y máxima concentración. El Ciudad de Lucena es un gallo y hay amaneceres en el que el gallo no canta. Y eso pretende el conjunto de limón, que en Cartaya se quede afónico.

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