La hinchada del Flamengo, la más grande de Brasil, tiñó de rojo y negro las calles de Río de Janeiro festejando el triunfo por 2-1 sobre el Gremio, que le aseguró al club carioca su sexto título del Campeonato Brasileño, conquistado después de un ayuno de 17 años.

Los goles de la victoria sobre el Gremio, anotados por David y Ronaldo Angelim en el templo del fútbol, el estadio Maracaná, coronaron el heroico esfuerzo hecho en la recta final del torneo por un equipo que empezó mal el Campeonato Brasileño, en el que llegó a estar en el undécimo puesto en junio, pero que se recuperó en los últimos meses. Según coincidió la prensa brasileña, el repunte del Fla, que tiene a más de 30 millones de seguidores en todo el país, se basó en el liderazgo personal de su capitán, el portero Bruno, en el carisma de su técnico, el ex jugador Andrade, y, principalmente, en el talento de sus dos principales figuras, el Emperador Adriano y el veterano centrocampista serbio Petkovic.

A los 37 años, Petkovic volvió al equipo en mitad de la temporada, en el marco de una estrategia del club para pagarle deudas acumuladas en el pasado. Su llegada al Flamengo estuvo rodeada por escepticismo, ya que casi todos pensaban en el serbio como un futbolista ya retirado. En el terreno de juego, el medio centro trotamundos, quien actuó incluso en el Real Madrid, desmintió a sus críticos, y se convirtió en el cerebro del equipo, además de anotar ocho goles, y abandonó el campo bajo aplausos entusiastas del público que coreó su nombre.

La otra estrella del equipo fue Adriano, quien recuperó en el Flamengo su corona de Emperador, tras una larga fase negativa, marcada por trasnochadas, que en abril pasado lo llevó a abandonar el Inter y fichar por el Flamengo para, según sus propias palabras, intentar "recuperar la alegría". No sólo la recuperó, sino también su olfato goleador: Adriano anotó 19 goles a lo largo de la competición y terminó el torneo como máximo artillero, igualado con Diego Tardelli, del Atlético Mineiro.

Tras el partido contra el Gremio, estaba en el séptimo cielo: "Este título tiene un sabor especial y es muy importante, porque, cuando volví a Brasil, algunos no creían más a mí. Yo volví a ser feliz", expresó el potente artillero, que fue aplaudido ante el delirio de los más de 84.000 espectadores que llenaron por completo el Maracaná.