Suzume | Crítica

Desbordamiento fantástico-romántico

Una imagen del filme de Makoto Shinkai.

Una imagen del filme de Makoto Shinkai.

Auténtico fenómeno de masas y taquilla en Japón, el cine de animación de Makoto Shinkai (El jardín de las palabras, Your name, El tiempo contigo), más que digno heredero de los trazos, modos y asuntos del universo de Hayao Miyazaki en una versión hipervitaminada en lo que respecta a los detalles lumínicos, atmosféricos y coloristas, empieza a serlo también fuera del país nipón a tenor de su circulación por festivales de primera (Berlín), del número de copias con las que sale en España esta desbordante Suzume o del público entusiasta y de distintas edades que llenaba ayer las dos salas donde se proyectaba en versión original y doblada en MK2 Cinesur Nervión.

Shinkai parece haber encontrado la fórmula del éxito tocando al unísono las teclas de la fantasía sin límites, el romance juvenil, los elementos del melodrama y el recuerdo del trauma social entreverados en aventuras de iniciación donde los portales se abren a nuevas dimensiones donde las almas humanas transmutan en pequeñas sillas infantiles de tres patas, los dioses en gatitos parlanchines de ojos grandes y la fuerza destructora de los terremotos y tsunamis en gusanos gigantes que emergen del subsuelo tan sólo a la vista de los elegidos.

Suzume se propone así como nuevo y fascinante viaje entre universos paralelos donde sanar las heridas del duelo y la orfandad, sublimar la pasión romántica o apaciguar la furia de una naturaleza que sólo reclama el orden que ha destruido el propio hombre. A todo ello súmenle pinceladas de humor, encuentros e interludios on the road que hacen del camino un constante espacio de propulsión y sorpresa.

Nuestra joven heroína atraviesa pantallas, umbrales, ruinas melancólicas y plataformas empoderada por el amor, asunto recurrente en una filmografía que ha sabido fraguar en imágenes poderosísimas, hermosas y barrocas esa visión a un tiempo espiritual, ecologista y costumbrista que define cierta esencia de lo japonés en la era de la cultura popular de masas. Superen cualquier prejuicio y déjense llevar por esta proeza animada que no necesita justificarse a sí misma ni que la comparemos con la última película de Suwa (El teléfono del viento) para ganar aun más culto cinéfilo.