Saben aquell | Crítica

Canciones, chistes y pelucas

David Verdaguer, a la caza de premios por su interpretación del cómico Eugenio.

David Verdaguer, a la caza de premios por su interpretación del cómico Eugenio.

A diferencia del documental de 2018 sobre el cómico de la camisa negra, las gafas ahumadas, el fuerte acento catalán, la voz grave, el cigarro en la mano y el vodka con naranja siempre sentado en su taburete, este biopic dirigido por David Trueba y co-escrito junto a Albert Espinosa se centra casi exclusivamente en los años en los que Eugenio (Eugeni Jofra i Bafalluy, 1941-2001) emergió como figura cómica nacional al tiempo en que se fraguaba su relación sentimental y familiar con la andaluza Conchita Alcaide (Carolina Yuste), con quien formaría el dúo musical Els Dos desde finales de los sesenta antes de emanciparse como humorista a partir de un personaje singular creado y modelado por ambos.

Es precisamente esa la idea que abre un filme de estructura circular, recorrido episódico y fuertemente anclado en los parecidos razonables y la brillantez imitativa de David Verdaguer, un filme de innegable contención formal en el que todo gira en torno al personaje y su condición de payaso triste e inseguro, mal esposo y padre en una España en plena Transición de la que se intenta extraer cierta esencia sociológica y popular (nunca política) que pasa por el bar de barrio, el mundillo de los locales nocturnos o la televisión como catapulta para el éxito y el reconocimiento masivo.

Con todo, y entre diálogos a veces en exceso explicativos del contexto, al filme le queda pendiente tal vez lo más importante: solidificar algo más la intensidad e intimidad de esa relación romántica entre Eugenio y Conchita marcada por la enfermedad que, en teoría, ha de sustentar su calado emocional entre chistes memorables, canciones de autor, letras con mensaje y una conseguida ambientación de época que se fragua antes en los detalles que en el presupuesto. Una relación a la que le faltan matices y márgenes (los hijos y el entorno no cogen vuelo) y que termina algo enmascarada por el peso de un personaje al que se aísla aquí demasiado de todo lo que luego supimos que vendría.