Blue moon | Estreno en Filmin

Las hermanas prisioneras

Una imagen del filme de la rumana Alina Grigore ganador de la Concha de Oro en 2021.

Una imagen del filme de la rumana Alina Grigore ganador de la Concha de Oro en 2021.

Concha de Oro en el Festival de San Sebastián de 2021, la cinta rumana Blue moon permanecía inédita en la cartelera española y sólo ahora, dos años más tarde, se estrena en Filmin, una prueba más de que el palmarés del certamen donostiarra no siempre es garantía de impulso y visibilidad comercial.

Porque, aunque sus temas responden a cierto decálogo del cine de autor contemporáneo, a saber, mujer directora y protagonista y denuncia del patriarcado y las masculinidades tóxicas, la aridez de la propuesta, marcada por una cierta opacidad narrativa y una clara voluntad elíptica que parece ir siempre por delante del espectador, hacen de Blue moon una película no tanto difícil como sí al menos poco complaciente y digerible para los circuitos más convencionales de versión original.

Ambientada durante un verano en un resort vacacional familiar en las montañas de Suceava, Blue moon sigue a una joven (extraordinaria Ioana Chitu) que vive con sus tíos (adoptivos) y primos en su zigzagueante periplo diario y en sus dudas respecto al futuro, en su deseo de escapar del lugar para estudiar en la universidad en Bucarest, pero también en su exploración de la sexualidad como alternativa y modo de afirmación personal en un entorno opresivo que afecta igualmente a su irascible hermana.

La actriz y debutante Alina Grigore sabe situarse siempre en un lugar indeterminado, llega a las escenas cuando ya están en marcha y las sostiene en el tiempo, fluctúa entre personajes sin dar demasiadas aclaraciones sobre sus vínculos y motivaciones, dejando espacio para el desconcierto y tensando la cuerda dramática de cada secuencia con un propósito claro: crear una atmósfera cada vez más irrespirable y violenta que acabe revelando las raíces y sustratos de esos procesos de represión y control familiar, también el racismo y la intolerancia, que dominan un entorno rural que funciona como cámara de eco de toda una sociedad.