Diario de un 'despistao'

En el ecuador del concurso, suben las pulsaciones

En el ecuador del concurso, suben las pulsaciones

En el ecuador del concurso, suben las pulsaciones

Cada vez va quedando menos, hoy es el ecuador del concurso. Ya las piezas van encajando poco a poco, algunas quinielas ya están definidas, yo no soy de hacer quinielas, recuerdo que hace unos años las hacíamos con la gente que trabajaba en el teatro y algunos medios de comunicación, cuando este concurso era seguido por más de seis emisoras, locales y nacionales. Pues bien, hacíamos nuestra quiniela y el pobre de Güito y un tramoyista del teatro llamado Fran eran los que pagaban siempre, bien sea en el pase de semifinales, el del pase a la final y en la mismísima finalísima. Ellos estaban apuntados a pagar el cubatita a los vencedores que siempre éramos los mismos, Ramón y un servidor. Hoy en día se siguen haciendo esas quinielas pero yo ya no participo, quizás el tiempo te da la ventaja de verlo y sobre todo observarlo desde fuera y se tiene otra perspectiva.

Este año habréis notado que no os he dado la barrila con los aparcamientos y tiene una razón muy sencilla, no traigo coche, es un paseo muy agradable desde mi casa hasta nuestra bombonera, lo malo es cuando acaba la sesión, en las calles hay menos gente que en la boda de Adán y Eva. Eso sí, frío hace para dar y regalar, y las calles mojadas, como diría mi amigo Alfonso, el del bigote de la Gilda. Para qué riegan las calles de noche con la humedad que hace.

Este año no he tenido ningún tipo de problemas para sentarme en mi sitio y son muchísimos los amigos que se acercan hasta mi oficina para cuchichear y contarme cositas. Si yo contara todo lo que me dicen, esos chismes maliciosos, esas puñaladas de unos grupos a otros, que te dicen este año vais de lujo y después me vienen a contar de ese mismo grupo donde han tenido los fallos, que si fulanito y menganito no se hablan, en fin...

La carpa este año para mí no existe, tomé esa decisión hace muchos años y he sabido mantenerla, así que en el descanso me quedo en mi oficina viendo las reacciones de todo el que se queda dentro. En esos descansos es cuando aprovechan mis amigos y vienen a contarme sus historias. Ayer sin ir mas lejos se sentó a mi lado Manuel Correa, que llegó tarde y tuvo que entrar por la puerta lateral y se sentó a mi lado hasta que acabó quien estaba cantando. Me contó que venía de Isla, que están preparando algo que no quiero desvelar pero va a ser muuuu bonito, para el Carnaval isleño. Suerte Manuel y al tono, como tú decías.

La noche está cortita de público. Este año, quitando tres días, el público no ha respondido, supongo que será porque el concurso cae muy temprano esta edición y la cuesta de enero es muuu... empinada y está la cosa cortita de money.

Lo que sí he notado es que han desaparecido los niños de los gorritos que pululaban por las puertas de la entrada a sala. No sé si estarían contratados sólo para preliminares o su labor la están desarrollando por otros sitios del teatro.

Las cortinas se abren y los grupos empiezan su repertorio. Los cazagigantes hoy se bajaron de las barricadas; Los que se quedan en el corte, creo que la charcutería va a cerrar; El genio, fuerza y romanticismo; Échame cuenta… diversión, risas y buen cante, y la Calle Cuba, dulzura.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios