“La salud laboral no puede seguir siendo una asignatura pendiente”

Con motivo del 28 de abril, Día Internacional de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, CCOO lanza un mensaje claro: es urgente reconocer y abordar los riesgos psicosociales y digitales que afectan a la clase trabajadora. Riesgos invisibles, muchas veces normalizados, que no se consideran enfermedades profesionales pese a su impacto directo en la salud mental y física. Desde el sindicato se advierte de que la prevención no puede quedarse atrás frente a los nuevos desafíos del mundo laboral y reivindican una cultura preventiva real, con perspectiva de género, capaz de proteger a todas las personas trabajadoras, especialmente en los sectores más precarizados.

Pregunta.–¿Cuál es el mensaje principal que quiere lanzar CCOO en esta jornada del 28 de abril?

Respuesta.–El lema para este 28 de abril, reivindica la prevención y la protección de la salud de la clase trabajadora frente a los nuevos retos digitales y psicosociales. Estos riesgos a los que nos enfrentamos en la actualidad y que cada vez cuentan con más implantación en todos los sectores laborales, pueden provocar enfermedades a medio y largo plazo que no son consideradas como enfermedades profesionales. Enfermedades que afectan a nuestra salud mental y pueden también tener en la mayor parte de los casos manifestaciones físicas, como las dolencias musculoesqueléticas y que son tratadas como enfermedad común. Esto no solo repercute negativamente en la persona trabajadora que, no va a tener las mismas prestaciones en caso de baja laboral y en su pensión, en caso de jubilación permanente; sino que también estos riesgos que conllevan determinados puestos d trabajo no se evidencian, y por lo tanto no se pueden adoptar medidas preventivas correctoras que puedan evitar que otras personas sufran sus consecuencias. Desde CCOO queremos alertar sobre los graves efectos que sobre la salud, tienen los riesgos psicosociales. Porque son riesgos invisibles. Riesgos que están poco evaluados y que sus consecuencias son muy difíciles de determinar. Estos riesgos son comunes a todos los sectores de la actividad laboral, pero además tienen una incidencia más alta en mujeres que en hombres, por la doble presencialidad de la mujer en el trabajo remunerado y en el trabajo del hogar y de los cuidados de familiares que generalmente recaen sobre ella.

P.–¿Qué avances destacarían en materia de salud laboral en los últimos años?

R.–A parte de que la sociedad afortunadamente se va concienciando más, se ha producido avances legislativos, como el derecho a la desconexión digital, la pendiente aprobación de la reducción de la jornada laboral, los permisos para la corresponsabilidad, etc. CCOO ha participado muy activamente en la elaboración y negociación en las Estrategias de la seguridad y salud en trabajo, tanto en la estatal como en la III Estrategia andaluza, que entre sus objetivos se incluye la mejora de la prevención de las Enfermedades Profesionales, y la aplicación de la perspectiva de género en la Salud laboral con medidas concretas.

P.–¿Qué papel juega el sindicato en la prevención de riesgos laborales?

R.–CCOO juega un papel esencial en la PRL. Está completamente demostrado que las empresas que no cuentan con representación legal de los trabajadores, tienen una más alta tasa de siniestralidad laboral con diferencia. Los y las delegadas de prevención de Comisiones Obreras realizan una labor encomiable, detectando riesgos, proponiendo mejoras participando en los comités de sus empresas, informando a los y las trabajadoras, acompañándoles cuando lo necesitan, y denunciando los incumplimientos por parte de las empresas o administraciones de la Ley de Prevención de RRLL. Y ante la Inspección de trabajo si fuera menester. El sindicato, además, realiza una función formativa importante a todos sus delegados y delegadas en materia prl mediante talleres jornadas, cursos, etc. y publicaciones. CCOO cuenta además con el ISTAS (instituto sindical de trabajo ambiente y salud) una herramienta fantástica y referente en el campo de la salud laboral. Participamos en todos los ámbitos de negociación en prevención y salud laboral con propuestas de calado dentro de las distintas instituciones. Además de la denuncia pública o movilizaciones cuando procede.

P.–¿Cómo se está abordando la salud mental dentro de las políticas de prevención?

R.–La siniestralidad laboral se ceba con las pequeñas y medianas empresas y también con los autónomos. Las grandes empresas y administraciones públicas, disponen de Unidades o Servicios de prevención y de vigilancia de la salud y con la Representación legal de los y las trabajadoras, pero hay pequeñas empresas, sobre todo de instalaciones que no cuentan con nada de eso y si nos metemos en la red de contratas y subcontratas las carencias en materia de PRL son palpables. Todo ello, unido a los pocos recursos de que disponen las Inspecciones de trabajo forman el caldo de cultivo perfecto para la siniestralidad laboral.

P.–¿Qué papel juega la formación en la mejora de la cultura preventiva?

R.–Esa es una de las claves, la cultura preventiva. La Prevención de RRLL tiene que ser una materia de estudio en todos los niveles educativos. Es de vital importancia educar en salud y no solo desde el punto de vista sanitario, que también, pero desde el punto de vista del Mundo del trabajo. Nuestros hijos e hijas salen al mundo laboral sin tener conocimiento alguno en materia de Prevención de RRLL. No somos conscientes que podemos perder la vida en el trabajo o sufrir accidentes graves que nos invaliden para el resto de la vida. Una sociedad con formación en PRV es una sociedad indudablemente más sana en todos los aspectos de la vida.

P.–¿Qué mensaje le daría a las empresas que todavía ven la prevención como un gasto y no como una inversión?

R.–Que se quiten la venda de los ojos y se libren de prejuicios impropios de una sociedad moderna y avanzada. Una empresa que invierte en prevención y la vigilancia de la salud de su plantilla es una empresa más sana y por lo tanto más productiva y por supuesto con menos costes por incapacidades laborales. Además, cuenta con una mejor reputación social. Cuando los ambientes de trabajo son saludables y están bien organizados las personas trabajadoras son más felices y trabajan más y mejor, porque sienten la empresa o la administración, como algo suyo.