"Nunca oí a tantos cardenales criticar tan dura y groseramente a un Papa"
Entrevista con el cardenal Cristóbal López Romero
Es uno de los dos andaluces que ha participado en el último cónclave. Periodista, salesiano y cardenal. Alegre, de estilo ágil y convencido de que ya no hay liderazgos morales y éticos en el mundo, salvo el del Papa

Está en Jerez con motivo de los 125 años de la llegada de la imagen de María Auxiliadora al Colegio Montealto. Personifica la alegría y la vitalidad del espíritu salesiano. Cristóbal López Romero (Vélez-Rubio, 1952) es uno de los dos cardenales andaluces que ha participado en el cónclave en el que ha sido elegido papa León XIV. Estudió Periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha ejercido de misionero en varios destinos iberoamericanos. De estilo libre y con frescura, Francisco lo nombró arzobispo en 2017 y cardenal en 2019.
-La realidad de la Iglesia de Rabat debe ser muy diferente a la de una diócesis de Andalucía.
-En contraste con la Iglesia de España y de otras naciones de larga tradición, nosotros en Marruecos somos una Iglesia insignificante por el tamaño. Somos una Iglesia minúscula, diminuta, pequeñísima, de apenas 30.000 católicos en medio de 37 millones de musulmanes. No somos ni siquiera el 0’1% de la población. Ese ser Iglesia minoritaria supone un desafío, es una fuerza y es una gracia. No es una desgracia. Ser pequeños te hace humilde, te hace confiar más en Dios que en tus propias fuerzas, porque eso te ayuda a ser más auténtico y a vivir con radicalidad el Evangelio. Cuando recibimos al Papa Francisco en Rabat, porque a España no vino pero sí a Rabat, nos dijo que no es un problema ser pocos, el problema sería ser como la sal que ha perdido el sabor del Evangelio. O ser luz que no ilumine a nadie. Y esto es muy importante porque en España me encuentro con obispos, sacerdotes y laicos que padecen una enfermedad que no ha sido todavía tipificada por los médicos, pero que yo he descubierto. Se llama depresión religiosa. Los síntomas son que la persona empieza a hacerse preguntas. ‘¿Qué nos está pasando? ¿Por qué nos pasa esto? ¿Qué hemos hecho mal para que cada vez seamos menos y cada vez más viejos? ¡Esto se acaba!’ Y surge la tentación de volver atrás, al pasado. Eso es la depresión religiosa. Y, sin embargo, nosotros que somos una Iglesia absolutamente minoritaria, vivimos nuestra fe con alegría y hasta diría yo que con entusiasmo. Venimos a Europa diciendo que hay que olvidar el número y las cantidades. El problema no es si somos pocos o muchos, sino si somos auténticos. Y si somos testigos del Evangelio.
En España me encuentro con obispos, sacerdotes y laicos que padecen la que denomino como depresión religiosa"
-Rabat encaja perfectamente en el concepto de periferia que defendía Francisco.
-Sí, somos una periferia donde se practica el diálogo interreligioso. Por eso el Papa fue. Porque se trata de una realidad periférica.
-¿Cómo se ve Andalucía desde Rabat y con su experiencia como misionero en varios destinos?
-Andalucía se ve como un lugar donde la fe se vive con una gran religiosidad popular, que tiene unos valores extraordinarios y que es un canal de transmisión de la fe de padres a hijos y nietos. Pero también con el peligro de que se quede en pura apariencia y que derive en folclore. Si Andalucía es capaz de depurar esos elementos de religiosidad popular para llegar al núcleo del Evangelio que es la fraternidad universal y no se queda solo en la corteza, entonces será muy bueno. La religiosidad popular es un arma de doble filo. Puede llevar a la autenticidad de la fe o impedir la llegada al núcleo denso del Evangelio.
La religiosidad popular es un arma de doble filo. Puede llevar a la autenticidad de la fe o impedir la llegada al núcleo denso del Evangelio"
-¿Aprecia usted que nos estemos pasando a la hora de sacar cristos y vírgenes durante todo el año? Hemos llegado hasta Roma con un paso de Sevilla y un trono de Málaga.
-Yo no estaba en Roma aquel día, si no hubiera estado. ¡No sabría decir! Depende de cómo lo viva cada uno. Sí puede haber exageración al igual que puede ser que esos elementos sean positivos. Que en Roma se haya vivido alguna procesión al estilo sevillano es una muestra más de la Iglesia universal. Una cosa es la fe y otra es la expresión cultural de la fe. Toda generación y toda geografía debe hacer el esfuerzo por inculturar la fe, por expresar la fe con su música, con su arte, con sus esculturas, pinturas, cantos… La fe tiene que inculturarse. En Andalucía se ha hecho de una manera y nadie puede negar que tiene unos grandes valores, pero nadie puede pretender que en Valladolid o en Indonesia lo hagan igual. En el Congo tienen su propio rito, el zaireño, que es una manera de celebración en el que la música, las palabras y los gestos tienen unas características muy diferentes a las nuestras. Por ejemplo la genuflexión, tocar con las rodillas el suelo delante del Santísimo Sacramento, puede decirnos mucho a quienes hemos vivido una cultura occidental donde para ser armado caballero la persona se arrodillaba. Pero en Japón no tiene ningún significado el hecho de arrodillarse. Sin embargo, sí lo tiene hacer una reverencia profunda. Para nosotros abrazarnos es algo entrañable. En Japón es algo impropio. Nosotros no somos peores, ni ellos tampoco lo son.

-¿Conocía anteriormente a León XIV?
-Sí, he pasado con él dos meses en el Sínodo. El mes de octubre de 2023 y el de 2024. No hemos estado nunca en el mismo grupo. No puedo decir que tuviera una amistad particular con él ni un conocimiento en profundidad, pero sí nos hemos conocido y charlado espontáneamente en los momentos de receso, y nos hemos hecho consultas sobre su misión y la mía.
-En la misa previa al inicio del Cónclave, el decano del Colegio Cardenalicio, cardenal Ré, ni siquiera citó a Francisco. ¿No le llamó la atención?
-Me hubiera preocupado si no hubiera citado a Cristo. El Papa no es el sucesor de su predecesor. El papa León XIV no es el sucesor de Francisco, sino de San Pedro . Y Pedro fue nombrado por Cristo como primero entre los apóstoles. No hay que entrar en ese juego sobre si hay o no continuidad. Todo Papa vive su misión en continuidad con Cristo, su Evangelio y la tradición de la Iglesia. Ningún Papa puede escaparse de esto. Es la esencia.
-Los días previos al Cónclave vivimos críticas de cardenales hacia Francisco, como las del alemán Müller, que aseveró que Francisco pudo equivocar a los fieles en algunos momentos. La omisión ya referida de Re en la misa de invocación del Espíritu Santo. ¿Percibió un clima de animadversión de un sector del Colegio Cardenalicio hacia la obra de Francisco?
-No había visto nunca criticar tan directa y groseramente a un Papa como en el caso de Francisco. A Juan Pablo II se le había criticado. Y a Benedicto. ¡Si a Cristo se le criticó!
-Me refiero a críticas de los cardenales.
-¡Sí, sí, sí! Yo también. Por eso he dicho que hay algunos que lo han criticado groseramente. Varias de las personalidades eclesiásticas hablan de que se vivía una confusión… Yo expliqué una historia. Conté que me levanté una mañana, me puse las gafas y miré por la ventana y lo veía todo confuso. ¿Qué es lo que pasa? Me quité las gafas y me di cuenta de que estaban sucias. La realidad no era confusa. Más bien mi mirada no estaba limpia. Antes de decir que vivimos en confusión, miremos nuestras gafas. Examinemos nuestra percepción, porque puede ser que la confusión no esté en la realidad, sino en nuestra mirada.
-¿Eso lo expuso usted en las sesiones del denominado pre-cónclave?
-Eso lo dije en una reunión de un grupo. Podríamos decirlo así.
-Usted ha contado que la primera votación del cónclave reveló un resultado muy disperso. Llama la atención que en poco tiempo se concentrara el voto en un solo candidato. ¿Puede explicar cómo se logró un resultado tan rápido si allí ustedes no hablan y se limitan a votar?
-Supongamos que yo en mi primera votación he votado a ‘Perico el de los Palotes’ y que me doy cuenta de que solo ha obtenido un voto: el mío. Pues tengo que empezar a pensar en otra posibilidad. ¿En quién me fijo? ¡En los que más votos han obtenido! Y así se da una confluencia poco a poco. En solo cuatro votaciones. Es un fruto y una gracia del Espíritu Santo. La acción del Espíritu la explico de la siguiente manera. No es que el Espíritu Santo te presente de noche, durante el sueño, un nombre al que tienes que votar. No es que una luz descienda sobre una persona y todos veamos que es el indicado al que hay que votar. La votación es plenamente humana y somos nosotros los que votamos consciente, libre y responsablemente. Pero el hecho de que cada cardenal haya sido capaz de despojarse de un interés personal o de congregación, nacional, político o de otro tipo para concentrarse en la búsqueda de la persona más indicada o menos incapaz para un ministerio para el que todos somos incapaces, ese proceso de despojarse del interés propio para pensar en el bien común de la Iglesia y del mundo es fruto del Espíritu Santo.

-Francisco realizó una denuncia contundente al inicio de su pontificado. “La lepra está en la curia”. Y León XIV también se ha dirigido ya a los miembros de la curia para pedirles nada menos que trabajen con buen humor.
-Francisco también hablaba del humor. Y rezaba esa oración a Santo Tomás en el que se pide sentido del humor.
-¿Puede ser que en Roma haya mal humor?
-(Risas) Hay de todo. Hay gente de muy buen humor y otros que viven un poco amargados.
Si vives amargado es que estás enfermo del cuerpo o del alma. Vivir alegre es fruto del Espíritu Santo"
-Se ve que es necesario hacer un llamamiento.
-No para la curia, para todos los cristianos. Lo mismo pasa en Sevilla, en Rabat y en cualquier sitio. La alegría es un fruto del Espíritu. Los frutos del Espíritu son la paz, la alegría, el amor, la bondad, la benignidad, la paciencia, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio de sí mismo. Si vives amargado es que estás enfermo del cuerpo o del alma. Vivir alegre es fruto del Espíritu. Eso hay que deseárselo a todo cristiano.
-¿Cuál debe ser la prioridad de León XIV? ¿Cuál es la urgencia de la Iglesia de 2025?
-Anunciar a Jesucristo a los más pobres. Para eso vino Cristo, para evangelizar a los más pobres. Buscar el Reino de Dios. Y ayudarnos a todos a los cristianos a que estemos firmes en la fe. Porque su misión es confirmar a sus hermanos en la fe.
-¿Eso en la práctica se traduce, por ejemplo, en más viajes del Papa a destinos considerados como la periferia?
-Considero que los viajes forman parte del Ministerio de Pedro. Acercarse a los hermanos en la fe es la mejor manera de confirmarlos. Los viajes se han demostrado como instrumentos eficaces.
-¿Pero al estilo de Francisco?
-Ah, eso ya no lo sé. Depende de él si sigue con el estilo de ir a Mongolia, pero no a Francia. O a Rabat, pero no venir a España. Si él decide empezar por los países donde más cristianos hay, pues también tendrá su sentido. No hay que dar demasiada importancia a elementos secundarios. Lo fundamental es que el Papa ame a Cristo y nos ayude a todos a amar a Cristo.
-En los días de sede vacante usted afirmaba que el interés masivo por el cónclave se debe a que el Papa es la “única autoridad moral y ética del mundo”.
-Sí. ¡Que me digan otra autoridad!
En otros tiempos existió un Keneddy, un Mandela, un Luther King, una Ángela Merkel... ¿Pero ahora?"
-¿Estamos en un momento especialmente delicado? Porque las grandes potencias están en manos de botarates o malvados.
-En otros tiempos existió un Keneddy, que siendo presidente de los Estados Unidos era un referente para Occidente. Existió un Mandela, un Luther King, una Ángela Merkel que ha gobernado durante dieciocho años a la que no se le ha encontrado corrupción, una persona coherente con su ideología… Pero es que ahora… ‘¿Señor, a quién iremos? Solo Tú tienes palabras de vida eterna’. ¿A quién nos vamos a dirigir ahora? Si uno empieza a revisar… ¿Nos vamos a referir a Putin o a Trump?

-¿Es mucho más complejo ser Papa hoy en un mundo condicionado por Trump y Putin? ¿León XIV lo tiene más difícil que Juan Pablo II?
-Pienso que sí. Al menos en otros tiempos había puntos de referencia más o menos claros.
-¿Por qué Francisco generaba tantos recelos en los sectores considerados más conservadores? No cambió un milímetro de la doctrina de la Iglesia.
-Porque les apretaba el zapato.
Cuando el Papa Francisco dice que vivimos con un sistema económico que mata, pues los responsables no pueden estar muy contentos"
-¿Y por qué les apretaba?
-Les tocaba los callos. A algunos no les gusta que el Papa diga que hay que acoger al hermano migrante. Eso está fuera de su interés económico. Cuando el Papa dice que vivimos con un sistema económico que mata, pues los responsables no pueden estar muy contentos.
-¿Y por eso sí gustaba a los llamados progresistas? Y eso pese a que Francisco habló con claridad sobre el aborto o la eutanasia.
-Al comienzo de ser obispo me invitaron a un pueblo de Andalucía de cuyo nombre me acuerdo, pero no quiero decir. Les dije una misa para dejarles y les dejé mi solideo para un museo. A la salida fuimos a comer a un restaurante situado enfrente de la iglesia. A la entrada del restaurante un señor que había salido de la misa me dijo: “Padre, no nos mande más gente de esa”. Hizo un gesto despectivo con la mano. Le dije: “Disculpe, señor, yo no mando a nadie a ninguna parte, cada uno va donde quiere”. Y me dijo: “Sí sí, ya nos entendemos, por favor no nos mande a más”. Una persona que sale de la misa y que a lo mejor había comulgado, yo no lo sé, pero que tiene esta actitud profundamente racista, profundamente de rechazo al emigrante, profundamente de rechazo al que es diferente… ¿Cómo se puede entender? El Papa dice lo que dice y este señor, católico, que va a misa y que a lo mejor es el cofrade número uno, pues no está contento. Y dice que el Papa está siendo comunista o cualquier cosa.
-¿Ha sido una pena no ver al Papa en Canarias, como era su deseo, para denunciar in situ el drama de la inmigración?
-Hubiera sido un golpe fuerte para toda la España que vive el fenómeno migratorio con inquietud y muchas veces con ansiedad.
-¿Ha puesto Francisco a la Iglesia más cerca de la posibilidad de que las mujeres puedan recibir la ordenación sacerdotal?
-Digamos que ha puesto más a la mujer en el lugar que le corresponde. Ha dado más protagonismo a la mujer haciendo que sea no solamente espectadora y receptora dentro de la Iglesia, sino corresponsable y que viva su vocación de compromiso como discípula misionera del reino de Dios como todo cristiano.
El interés de Francisco no estaba en organizar eventos, sino en iniciar procesos"
-¿El gran mérito de Francisco es que sin cambiar la doctrina dejó abiertos ciertos debates profundos? ¿Ha dejado el camino empezado para ciertas reformas?
-Él lo decía. Su interés no estaba en organizar eventos, sino en iniciar procesos. Y esos procesos están en marcha: una Iglesia en salida, misionera, una marcha hacia las periferias, un funcionamiento y una organización sinodal, un objetivo que es el reino de Dios y la fraternidad universal… Todo eso son procesos que exigen renovación y cambio interior.
-¿Usted es consciente de que le ha cambiado la vida el hecho de haber estado en un cónclave? No van nunca a dejar de preguntarle.
-(Risas) No, me preguntarán quince días más. Después vienen más cosas. Hoy la gente habla del Betis. Vivimos en la sociedad de lo efímero. Un acontecimiento tapa a otro. El cónclave ha sido más mediatizado de lo que cualquiera podría imaginarse. Ha sido sorprendente. Más de cuatro mil periodistas…
-Usted incluido.
-Pero yo no estaba acreditado.
-Estaba usted acreditado, pero en la otra parte… Y ahí había pocas acreditaciones.
-(Risas) Sí, sí, sí. La Iglesia es todavía vista como un punto de referencia importante para el mundo entero. Para algunos quizás sea solo el espectáculo folclórico de una institución de dos mil años de existencia con un modo de funcionamiento distinto al de otros que no es que sea antidemocrático, sino que no se basa en la democracia pura y llana del voto, pero que con un colegio electoral restringid elige a una persona reivindicando que es el Espíritu Santo el que alimenta el proceso.

-La Iglesia vende muy bien a través de la liturgia. Esa chimenea en tiempos de ‘WhatsApp’, el rito, la velocidad pausada, la solemnidad… Eso está muy bien vendido, ¿no?
-(Risas) Sí, sí. Creo que eso es positivo en un mundo que tiene el peligro de derivar hacia la superficialidad total, a la rapidez, a lo efímero.
Hay una cosa que la gente no sabe y es que en el cónclave no se habla. Puedes hacer un comentario a tu vecino, pero no hay intervenciones. Se vota y se reza"
-¿Eso sería autenticidad?
-Bueno, se puede vivir también folclóricamente. La autenticidad circula más en la profundidad que en lo externo. Creo que también la parafernalia de un cónclave podría simplificarse mucho, conservando lo fundamental. Un periodista me lo hizo descubrir. Me dijo que el cónclave es un acto litúrgico. ¡Lo pensé y tiene razón! Empieza con una procesión, todos vestidos de forma especial como el juez que se pone la toga o como el médico la bata blanca. Después el rezo de las letanías de los santos, invocando el Espíritu Santo, escuchando la Palabra de Dios, haciendo un juramento de los Evangelios, escuchando una especie de homilía… Hay elementos que hacen que el cónclave quede inscrito dentro de un ambiente litúrgico. Hay una cosa que la gente no sabe y es que en el cónclave no se habla. Puedes hacer un comentario a tu vecino, pero no hay intervenciones. Se vota y se reza. Y se hace el silencio. Nadie levanta la mano para proponer a nadie. Ni hay nadie que se ofrezca.
En el cónclave la mayoría éramos nuevos. No teníamos experiencia"
-Pues la primera votación tardó mucho. Se atribuyó a alguna intervención.
-Hubo una conferencia que está prevista que fue un poquito más larga de lo esperado. El problema es que casi todos éramos nuevos, incluido el cardenal Parolin, que era el presidente del cónclave. No teníamos experiencia. Imagínate que tú tienes que montar un aparato y tienes el libro de instrucciones. Pues íbamos con el libro para ver cómo hacerlo. Eso retrasó. Cuando nos dimos cuenta eran las siete de la tarde y no habíamos votado.
-¿Sigue siendo la película Las sandalias del pescador (1968) la que mejor refleja cómo es un cónclave? Le pregunto porque usted ha estado en uno…
-La vi hace muchos años, me gustaría volver a verla. Creo que sí, refleja mejor lo que son el papado y las ansias de renovación que otras como Cónclave, Los dos Papas o Habemus papam.
-¿Le gustó la experiencia de participar en un cónclave?
-Mucho. Es una experiencia de universalidad, de catolicidad, de tocar con la mano lo que es la Iglesia. Es impagable. Y eso de encontrarme con los demás hermanos cardenales… Impagable
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