Los jesuitas ofrecen en Almería residencia digna a 88 migrantes en un año
La mayoría son jóvenes procedentes de Ghana, Marruecos, Gambia, Mali, Senegal o Guinea Conakry
Su labor en Níjar ha permitido a 28 personas obtener permiso de residencia y trabajo
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El programa de hospitalidad del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) en Níjar ha cumplido su primer aniversario con 88 personas acogidas en 13 viviendas, en una apuesta por una acogida digna, comunitaria y con horizonte de autonomía. La iniciativa ofrece una alternativa real a la infravivienda en el campo almeriense, donde persisten los asentamientos chabolistas. Desde julio de 2024 el proyecto ha proporcionado alojamiento estable a personas migrantes procedentes de países como Ghana, Marruecos, Gambia, Mali, Senegal o Guinea Conakry, la mayoría varones de entre 19 y 29 años que vivían en condiciones de alta precariedad, según han detallado desde el SJM-Almería.
También se han atendido tres núcleos familiares, y 17 personas han abandonado ya el recurso con mayor grado de independencia, bien en otras viviendas de la comarca o en otras regiones del país. En dos casos se ha acompañado un retorno voluntario al país de origen.
Los responsables del programa destacan que no se trata solo de un techo, sino de "una puerta abierta a procesos de arraigo personal, formación, inserción sociolaboral y vínculo comunitario", según recoge el balance anual del SJM-Almería. Solo seis personas procedían de asentamientos; las demás, de otras formas de infravivienda.
El modelo de intervención, inspirado en el enfoque estatal del SJM y desarrollado con el apoyo académico del Observatorio de Migraciones de UNIJES y la Universidad de Deusto, se articula en torno a un "triángulo virtuoso" entre personas acogidas, equipos profesionales y comunidades de apoyo. Esta red de confianza, según sus impulsores, permite sostener procesos personales de transformación y fomentar cambios sociales más amplios.
Durante el primer año, 28 personas han obtenido permiso de residencia y trabajo, y 17 participan en itinerarios de formación ligados al arraigo por formación. También se han gestionado trámites de asilo -con dos reconocimientos positivos y tres más en curso-, y se ha facilitado el acceso a cursos de español, formación técnica, voluntariado y mediación intercultural.
El programa se sustenta en una red de alianzas: La socimi tuTechô, propietaria de las viviendas, aporta el soporte residencial, mientras que diversas fundaciones y donantes particulares sostienen el modelo económico. El proyecto cuenta, además, con el apoyo institucional de la Junta a través de la Consejería de Inclusión Social. Uno de los rasgos distintivos del modelo es la vinculación con el entorno local. Las personas acogidas no solo reciben formación o acompañamiento, sino que participan en la vida comunitaria, colaboran como voluntarias en distintas actividades y establecen redes afectivas y sociales que permiten superar la lógica asistencial.
Bajo el título Vidas acompañando vidas el SJM ha documentado testimonios de resiliencia y esperanza en medio de un contexto marcado por la exclusión residencial, el racismo y la precariedad laboral. "En medio de la hostilidad, apostamos por la hospitalidad", resume el documento. El SJM-Almería considera que este primer año "es solo el comienzo" y que su propuesta se inscribe en una necesidad estructural: "combatir la segregación habitacional en el campo almeriense con respuestas integrales y humanas".
El proyecto continuará desarrollándose en Níjar, una de las zonas con mayor concentración de infravivienda de Europa, donde miles de personas migrantes viven aún en condiciones insalubres pese a trabajar en el motor agrícola de la provincia.
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