Cristóbal Montoro, el andaluz que mandaba por encima de su partido

El ex ministro imputado por los tribunales fue diputado por Sevilla y por Jaén pero jamás tuvo papel político en la comunidad

Feijóo, sobre el caso Montoro: "Lo que haya que investigar, que se investigue"

El ex ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.
El ex ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. / E.P.

El PP andaluz no hace ningún esfuerzo por separarse del ahora imputado Cristóbal Montoro, el ministro de Hacienda de los recortes. Y no lo hace porque, aunque nacido en Jaén, jamás ha ejercido de andaluz ni tampoco ha tenido poder interno en la organización política regional.

La prueba de ello, explican varias fuentes, es que no tiene aquí personas de su confianza; gente que se haya considerado “de Montoro” ni el más mínimo interés en promocionar a ningún sucesor. Es más, desde el PP andaluz detallan que estaba en las antípodas ideológicas de los postulados que se sostenían, y se sostienen por estas latitudes, y que pasan por el humanismo cristiano. “Era un liberal de libro”, detallan.

Eso no significa que defiendan su inocencia “sólo por ser del PP”. El argumentario está claro en este sentido: respeto a los tribunales, que investiguen y quien haya hecho algo indebido, que lo pague. Eso, en el discurso público. En privado reconocen la enorme incomodidad que les genera que se haya conocido precisamente ahora que el ex ministro de Hacienda esté imputado por el titular del juzgado de instrucción número 2 de Tarragona. Una investigación por corrupción en el seno del PP cuando peor lo tenía el PSOE con el escándalo en torno a Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García. “Siempre nos pasa lo mismo”, comenta con ironía un dirigente del PP; “y nosotros no sabemos gestionarlo”.

El magistrado Rubén Rus imputa a Cristóbal Montoro por los presuntos delitos de cohecho, fraude contra la Administración Pública, prevaricación, tráfico de influencias, negociaciones prohibidas, corrupción en los negocios y falsedad documental.

Según el auto de procesamiento, está acusado de liderar una organización para traficar desde el Ministerio de Hacienda con la modificación de leyes y reglamentos a cambio de beneficios económicos para ciertas empresas.

Mando superior

Cristóbal Montoro fue diputado por Jaén entre los años 2000 y 2004, cuando Aznar lo nombró ministro de Hacienda. Nacido en Cambil, en la provincia jiennense, visitaba Andalucía sólo en sus tareas como ministro, ya que residía en Madrid desde hacía años. Tras perder el PP las elecciones en 2004, se quedó como diputado raso y salió elegido por Madrid en 2008.

Y, tras pasar por el Parlamento europeo fue el cabeza de lista por Sevilla en las elecciones de 2011 ¿para garantizarle el escaño? En la capital hispalense no gustó demasiado. Mariano Rajoy lo volvió a designar ministro de Hacienda donde estuvo hasta 2018.

“No lo podíamos llevar a los pueblos a hacer campaña, era como darnos un tiro en el pie”, recuerda un dirigente. Y mucho menos en Andalucía donde Montoro representaba la imagen de un PP que el partido ha tardado años en quitarse de encima.

Cristóbal Montoro era de la cuerda de Rodrigo Rato, es decir, que estaba frente a la familia política del todopoderoso Javier Arenas en Andalucía. Tampoco tenía especial don de gentes ni guarda amigos en Andalucía de cuando ejercía. Aunque hay un dato revelador, designó secretario de Estado de Hacienda a José Enrique Fernández de Moya cuando perdió la Alcaldía de Jaén y, por cierto, después de dejar el ayuntamiento en una situación financiera mucho más que preocupante.

Los recortes de Montoro llegaron no sólo a los ciudadanos sino también a quienes gobernaban en los ayuntamientos, algunos del PP, que se enfrentaron a una gestión que no les beneficiaba. “De Hacienda sabía mucho, pero de política, nada”, comenta un diputado en el Parlamento de Andalucía.

Y su manera de ejercer el poder era, cuanto menos, particular. Montoro llegaba a Andalucía sólo a actos institucionales y dictaba órdenes desde el ministerio, sin consultar con el PP andaluz ni someterse a poder orgánico. Es conocido que entendía que el ministro de Hacienda tenía potestad para tomar las decisiones políticas que estimase oportunas. Ahora bien, una vez salió de allí, jamás quiso asesorar ni al PP nacional ni al andaluz en ningún asunto relacionado con la gestión pública. Se dedicó a su despacho privado. “Nos achicharró a todos los españoles para pagar todo lo que se debía, que no había manera de hacerlo”, detallan desde el PP andaluz. Una tarea que, entienden, que hay que reconocerle también ahora. Desde el PP defienden que su gestión económica en este sentido fue buena para el conjunto de los españoles y esperan que el asunto, para bien o para mal, se cierre lo antes posible.

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