El complicado matrimonio de Podemos con IU en Andalucía

El debate político de los partidos a la izquierda del PSOE está centrado en cómo se van a presentar en las elecciones andaluzas; no creen que haya adelanto pero tampoco lo descartan y quieren estar preparados. Lo que tienen muy claro es que no se va a volver a repetir el esperpento que protagonizaron para firmar el acuerdo de Por Andalucía para las elecciones de 2023.

Para evitarlo, se han marcado la fecha tope del 30 de junio para que todas las fuerzas políticas que quieran integrarse en Por Andalucía (o el nuevo nombre que decidan) lo hagan efectivamente. La clave vuelve a estar en Podemos. O, mejor dicho, en Podemos en Madrid que dirige Pablo Iglesias desde fuera del partido pero con mano de hierro.

Y que tiene un enfrentamiento abierto con Izquierda Unida que se evidenció en el homenaje a Julio Anguita en Córdoba. Irene Montero no fue... para no salir retratada junto a Antonio Maíllo. El ambiente de los morados en Andalucía es completamente diferente. Aquí mantienen una relación fructífera en el Parlamento autonómico; han superado las diferencias y están por aglutinar los votos a la izquierda del PSOE.

Pero lo cierto es que tampoco se atreven a dar el paso. La lectura más afilada pasa por evidenciar que tampoco los morados en Andalucía tienen peso a nivel nacional; si lo tuvieran plantarían cara a sus jefes en Madrid firmando un acuerdo programático que luego tendrían que desmentir en la capital. Eso si se atreviesen.

Es más, desde IU reconocen el valor que tienen algunos diputados morados. Como José Manuel Jurado, el joven cordobés al que miran como una promesa de la cantera las formaciones de izquierda. También es cierto que IU está en un proceso de renovación de liderazgos y que hay dos candidatos, el actual coordinador Toni Valero; y el alcalde de Alcalá del Valle, Rafael Aguilera. Lo que más preocupa es que este enésimo enfrentamiento suponga una desmotivación de sus electores en lugar de un incentivo para la militancia.