Cae la Mafia del Cobre, que actuaba en Andalucía: 21 detenidos por 102 robos valorados en 2,5 millones de euros
La banda criminal operaba en ocho comunidades autónomas, entre ellas la andaluza, dejando su firma tras los asaltos que afectaron a instalaciones fotovoltaicas y servicios esenciales
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La Guardia Civil ha desarticulado un grupo criminal autodenominado la Mafia del Cobre, al que se atribuyen 102 robos de cobre en ocho comunidades autónomas españolas, entre ellas Andalucía, con un valor total de 2,5 millones de euros en material sustraído. Los delincuentes, que operaban desde Madrid, tenían como seña de identidad dejar pintadas con su firma en los lugares donde cometían los asaltos, afectando a instalaciones estratégicas como plantas fotovoltaicas, depuradoras y bodegas.
La operación Kuroma, iniciada en junio de 2024 por la Guardia Civil de Valencia tras detectarse 37 robos en apenas 48 días, ha culminado con la detención de 21 personas de entre 20 y 33 años, de las cuales 13 ya han ingresado en prisión. Durante los registros, las fuerzas de seguridad lograron recuperar 20 toneladas de metal robado, según informaron este jueves fuentes oficiales.
Estructura y modus operandi de la organización criminal
La investigación ha revelado que la banda contaba con una estructura perfectamente jerarquizada y dividida en células operativas. "Durante la investigación se descubrió que la banda tenía una estructura organizada: un grupo ejecutaba los robos, otro recogía los datos necesarios para los golpes y una última parte de la organización vendía el material robado", explicaron desde la Guardia Civil.
Los criminales actuaban mediante lo que denominaban "rondas", períodos de cuatro o cinco días en los que perpetraban múltiples robos consecutivos en diferentes comunidades autónomas: Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Comunitat Valenciana, Extremadura y Murcia, además de Madrid, donde tenían su base de operaciones.
Una de las peculiaridades de esta organización era su sistema de financiación interna. Los miembros debían aportar dinero a un "bote" común para costear los gastos de las operaciones y poder participar en los robos. "De esta manera se aseguraban de que las personas con problemas económicos o con adicciones no participaran", señalan las fuentes consultadas, lo que evidencia el nivel de profesionalización de la banda.
Impacto de los robos en servicios esenciales
La actividad delictiva de la Mafia del Cobre no solo generó pérdidas millonarias para las empresas afectadas, sino que llegó a comprometer servicios básicos para la población. Los robos de cables de gran grosor en instalaciones estratégicas provocaron cortes en el suministro de agua y electricidad en diversas localidades, amplificando el impacto social de sus acciones.
Además del cobre, la organización diversificaba sus actividades ilícitas mediante el robo de carburante, que posteriormente vendían a receptadores, y la sustracción de vehículos para utilizarlos en sus operaciones. Todo el material robado era transportado hasta una localidad madrileña, donde se procedía a su venta y refundición para dificultar su trazabilidad.
Operación policial en tres fases
Dada la complejidad de la organización, la Guardia Civil, en colaboración con la policía rumana, diseñó una operación en tres fases perfectamente coordinadas:
En la primera fase se logró desmantelar dos células operativas, deteniendo a 11 miembros cuando regresaban de cometer dos robos. La segunda fase se centró en tres registros domiciliarios en Getafe (Madrid), que permitieron la detención de seis integrantes de otra célula. Finalmente, la tercera fase culminó con la captura de cuatro personas más, incluyendo al encargado de comercializar los bienes robados.
A los 21 detenidos se les imputan los delitos de pertenencia a organización criminal, robo con fuerza en las cosas, robo y uso de vehículo, usurpación del estado civil y receptación. Las diligencias fueron entregadas en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Sagunto, que coordina la investigación judicial.
¿Qué es el robo de cobre y por qué es tan lucrativo?
El robo de cobre se ha convertido en una de las actividades delictivas más rentables en los últimos años debido al alto valor de este metal en el mercado. El cobre es un material imprescindible en infraestructuras eléctricas, telecomunicaciones y sistemas industriales por su excelente conductividad eléctrica y térmica.
El precio del cobre en el mercado internacional ha experimentado importantes subidas en la última década, situándose actualmente en torno a los 8.000 euros por tonelada. Este valor, unido a la relativa facilidad para sustraerlo de instalaciones desprotegidas y a la posibilidad de venderlo rápidamente en chatarrerías o a intermediarios, lo convierte en un objetivo prioritario para grupos criminales organizados.
Las 20 toneladas recuperadas en esta operación representan un valor aproximado de 160.000 euros en el mercado legal, aunque en el circuito ilegal suele venderse a precios inferiores para facilitar su rápida comercialización.
¿Cómo afectan estos robos a las infraestructuras públicas?
El robo de cobre en instalaciones críticas genera daños muy superiores al valor del metal sustraído. Cuando se roban cables de cobre de una instalación eléctrica o de una depuradora, el coste de reparación puede multiplicar por diez el valor del material robado, debido a los trabajos de reinstalación, las horas de técnicos especializados y las pérdidas por la interrupción del servicio.
Además, estos robos pueden provocar situaciones de riesgo para la seguridad pública, como incendios por manipulación incorrecta de cables eléctricos, accidentes por falta de señalización en carreteras o fallos en sistemas de seguridad de infraestructuras críticas.
¿Por qué se organizan en células independientes?
La estructura en células relativamente autónomas que empleaba 'la Mafia del Cobre' responde a una estrategia de supervivencia organizativa ampliamente utilizada por grupos criminales profesionales. Este modelo permite que, en caso de que una célula sea desarticulada por las fuerzas de seguridad, el resto de la organización pueda continuar operando con normalidad.
Según los expertos en criminalidad organizada, esta compartimentación también facilita la incorporación de nuevos miembros y la expansión territorial, como demuestra el hecho de que la banda incorporaba regularmente nuevos integrantes procedentes de Rumanía, lo que sugiere conexiones internacionales en su estructura.
La operación Kuroma representa uno de los golpes más importantes contra el robo organizado de cobre en España en los últimos años, poniendo de manifiesto la creciente profesionalización de estas redes criminales y la necesidad de una respuesta coordinada entre distintos cuerpos policiales, tanto nacionales como internacionales.
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