Andalucía

Ciudadanos y PSOE escenifican un mal momento

  • Más que el adelanto electoral que pudiera convenir al PSOE-A, lo que Albert Rivera quiere es soltar lastre para ganarle al PP andaluz

Inés Arrimadas y Juan Marín, en Sevilla este sábado.

Inés Arrimadas y Juan Marín, en Sevilla este sábado. / Raúl Caro/EFE

Entre Ciudadanos y el PSOE andaluz hay tantas líneas rojas, paralelas, perpendiculares y oblicuas, que hasta el mismo Euclides tendría graves problemas para resolver la incógnita. El portavoz del Gobierno andaluz, varios consejeros de Susana Díaz y destacados dirigentes han salido en tropel este sábado para marcar distancias con sus aliados de Ciudadanos. Después de que su líder andaluz, Juan Marín, e Inés Arrimadas hayan advertido de que no habrá Presupuestos de la Junta en 2019 si no se eliminan los aforamientos, desde el PSOE se ha acusado a Albert Rivera de “intentar forzar las elecciones” en Andalucía, mediante “un jaque a la estabilidad”. ¿Se trata de la enésima advertencia de lo que, en realidad, son aliados amorosos o una escenificación compartida de una ruptura? Los más templados del Gobierno andaluz sostienen que no hay peligro, aunque piensan que el andaluz Juan Marín y su líder Albert Rivera tienen estrategias diferentes, y que al segundo le conviene ir soltando el lastre de esta alianza para futuras elecciones.

Y no es menos cierto que en el PSOE andaluz hay quien desea convocar elecciones ya. La presidenta Susana Díaz no piensa en octubre, a finales de noviembre como mucho y, en especial, en febrero o en marzo. Desde que firmase el decreto de disolución hasta el día de las urnas, deben pasar, como mínimo, 54 días.

Vivido antes

Pero esto ya se ha vivido antes. En febrero de 2018, Juan Marín también amenazó al PSOE con rechazar los Presupuestos si no se aprobaba una nueva ley electoral en Andalucía. No la hubo, pero se aprobaron las cuentas. Sin embargo, en esta ocasión, Marín ha explicado a este medio que la condición de la eliminación de los aforamientos “va muy en serio”. “Más que la rebaja del IRPF, las medidas de regeneración democrática pactadas en la investidura de Susana Díaz son verdaderas líneas rojas”, añadió. Según ese acuerdo, firmado el 10 de junio de 2015, el PSOE andaluz se comprometía a eliminar los aforamientos de los parlamentarios autonómicos y aprobar la limitación de mandatos. Y no se ha cumplido, como tampoco se ha modificado el consejo de administración de Canal Sur, otro de los acuerdos del pacto.

 

Inés Arrimadas, líder del Ciudadanos en Cataluña, pero jerezana de nacimiento y con evidente ascendencia entre sus compañeros andaluces, lo ha dejado claro este sábado en Sevilla. Si no se suprimen los aforamientos, si no se acepta la proposición de ley que Ciudadanos quiere que se discuta en el Parlamento, no habrá cuentas para 2019 en Andalucía.

El primero en contestarle ha sido el portavoz del Gobierno andaluz, Juan Carlos Blanco. No es ningún peso pesado del Ejecutivo de Susana Díaz, pero no da un paso sin su aprobación y aliento. En un twitter, le afea la “catarata de ultimátums” y le aconseja calma, pero en otro le reprocha que lo haga desde su condición de presidenta de Ciudadanos en Cataluña. “Y, por cierto, señora Arrimadas, no parece muy consecuente venir desde Cataluña a lanzarnos esos ultimátums”, escribe Blanco en un mensaje que recuerda a aquella otra manifestación de Antonio Sanz, del PP, por la que rechazaba que fuera a gobernar en Andalucía un partido que se llama “Ciutadans y tiene un líder que se llama Albert”. Parece que nadie en el sur es capaz de abstenerse a la hora de fomentar cierta catalanofobia.

Y no ha sido el único. El consejero de Hacienda considera "inadmisible" "tratar de interferir desde Cataluña en la estabilidad de Andalucía".

Pero ha sido el diputado socialista Miguel Ángel Heredia, hombre de confianza de Díaz, quien ha señalado, directamente, a Albert Rivera como el mayor interesado en crear inestabilidad en Andalucía para forzar unas elecciones. ¿Es esto cierto?

Susana Díaz no piensa en octubre, pero Andalucía será la primera en celebrar los comicios y todos toman posiciones

Desde la moción de censura contra Mariano Rajoy, Ciudadanos y el PP se han lanzado a una dura batalla por el control del centro y la derecha en España. Rivera no está, especialmente, interesado en que se adelante las elecciones andaluzas, pero sí desea “soltar el lastre” de su alianza con el PSOE andaluz para estar preparado, tanto para las generales como para las autonómicas y municipales de junio de 2019. Y sabe que Andalucía será su primera prueba, convoque Susana Díaz en octubre, en noviembre o en marzo. Las elecciones a la Junta van a ser las primeras del nuevo ciclo electoral, y Albert Rivera quiere ganarle en votos al PP de Juanma Moreno y a su flamante presidente, Pablo Casado.

Escenificación

Ése es el asunto, no tanto forzar un adelanto, que es asunto personal de Susana Díaz, como de escenificar una ruptura con los socialistas. Ciudadanos intenta presentar en el Parlamento la proposición de ley para el final de los aforamientos, pero el PSOE no le deja. Si entrase en la Cámara, habría que debatirla, aprobarla y enviarla al Congreso, regresaría a Andalucía y se convocaría un referéndum porque se trata de una reforma del Estatuto de autonomía. Es decir, que por muchas prisas que tenga Ciudadanos y aunque los presente como un asunto de vida o muerte (para la estabilidad), la reforma necesita de algo más de un año para salir adelante.

Para Ciudadanos, sería un escándalo que Susana Díaz disolvese el Parlamento antes que éste decidiese si hay investigación sobre la Faffe

Pero entre Ciudadanos y PSOE hay otros escollos. Uno de ellos es el de la comisión de investigación de la Faffe,la extinta fundación de la Consejería de Empleo, cuyo gerente gastó 15.000 euros en un burdel con cargo a una tarjeta de esta institución. Esto se va a votar el día 12 de septiembre en el Parlamento. Para Ciudadanos, sería un escándalo que Susana Díaz disolviese el Parlamento antes de la decisión sobre la comisión de investigación. Los naranjas no se van a oponer a la celebración de la comisión, pero a diferencia del PP, desean que se centre en exclusiva en el uso de las tarjetas, no en toda la historia de la Faffe. Si así fuese, la comisión no tiene porqué durar más de un mes, ya que se concentra en el uso que hizo de ella el gerente, Fernando Villén, y el permiso que le diese algún ex consejero para autorizar pagos de tarjetas.

A pesar de este cruce de acusaciones entre el PSOE y Ciudadanos, lo que subyace es un acuerdo común de ambos para posicionarse lo mejor posible ante las elecciones andaluzas. A Susana Díaz como a Albert Rivera le interesa que Ciudadanos supere, o se acerque lo máximo, al PP de Juanma Moreno, y a ello se va a dedicar Juan Marín en las próximas semanas. Por mucho que Blanco o Arellano se molesten por las declaraciones de Inés Arrimadas, la jerezana se va a volcar en la campaña de las andaluzas, sabe que es popular entre sus paisanos y va a intentar superar al PP.

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