La velocidad de cambio

Hoy se modifican con mayor rapidez que antes actitudes, opiniones y decisiones

Hubo un tiempo no muy lejano en el que lo que pronosticaba una encuesta bien hecha de cara a unas elecciones era, más o menos, lo que resultaba. Había casi una especie de fe ciega con esa clase de procedimiento, tanto que muchas veces, por extensión, los gobiernos no ejercían en base a los programas presentados durante la campaña sino de acuerdo con la que sus equipos de estudios sociales o el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) iban informando. Evidentemente, eso les permitía tomar medidas, cuando fueran posibles, con una cierta garantía de aceptación. Como es lógico, no siempre acertaban pero disminuían el riesgo de equivocarse. No obstante, a partir de un determinado momento hubo un vuelco. Se decía que las encuestas electorales ya no funcionaban tan bien por sus fracasos en distintos comicios. A raíz de ese hecho algunos comenzaron a darles caña. Además, era fácil criticarlas porque con frecuencia se daban a conocer sondeos que mostraban claramente sesgos en función del color político de quien las encargase o publicase. Pero al margen de esto, que es real, eso no significaba que no las hubiera habido bien diseñadas y realizadas, con una metodología rigurosa. Por ello, se efectuaron análisis para encontrar razones que explicasen los fallos predictivos. Sin embargo, en ellos solía obviarse una variable que ya he expuesto en otras ocasiones: la velocidad de los cambios en las actuales sociedades; esto es, se ha pasado de etapas con una más que sólida estabilidad a otra que presenta una activa y notable inestabilidad. La gente modifica con mayor rapidez que antes sus actitudes, opiniones y decisiones. Fíjense, por ejemplo, en lo que ahora está ocurriendo en el Reino Unido. En un principio, cuando May anunció en abril elecciones anticipadas, se otorgaba a los conservadores una ventaja, según los datos de las encuestas, muy superior al resto de los partidos, de unos veinticinco puntos. Por el contrario, hoy se visualizan dos probables escenarios: uno, el que los laboristas terminen por superar a los anteriores, les pisan los talones; y, dos que resurja con fuerza el bipartidismo. Ahora bien, apoyándonos en lo propuesto, ya veremos qué sucede al final, lo mismo se producen cambios inesperados de aquí a las elecciones. Para bien o para mal nadie está libre de esa velocidad. ¿Qué ocurrirá en España o en Andalucía en próximas elecciones? Cualquiera sabe. Pronosticar con tanto tiempo es más difícil a que toque un euromillón.

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