El lanzador de cuchillos

El juez matasentencias

En España son el Gobierno y sus palafreneros quienes atribuyen a García Castellón inclinaciones sectarias

Corrado Carnevale fue el presidente de la Sección Penal de la Corte Suprema de Casación italiana de 1985 a 1993. Era conocido como el juez ammazzasentenze (matasentencias) por las numerosísimas resoluciones relativas a procedimientos contra mafiosos que revocó –casi 500, la mayoría por defectos de forma–. Anuló la condena por homicidio del capo de Cosa Nostra Michele Greco, canceló las órdenes de arresto del cura de la ‘Ndrangheta don Stilo y del camorrista Giuseppe Misso, y puso en la calle a Mommo Piromalli y los afiliados a su cosca, condenados a 19 cadenas perpetuas. Cercano al ala derecha de la Democracia Cristiana, se movió entre bambalinas para que le fuera adjudicado el maxiproceso instruido por sus archienemigos Giovanni Falcone –de izquierdas– y Paolo Borsellino –muy conservador–. No lo consiguió y eso costó miles de años de cárcel a centenares de miembros de la mafia, y que ambos jueces fuesen condenados a muerte. Extrapolemos, sin exagerar. En la realidad española –la verdad, según Sánchez– Marchena y Llarena serían Falcone y Borsellino. El papel oscuro de Corrado Carnevale lo interpreta Cándido Conde Pumpido, el magistrado matasentencias que preside el Constitucional para garantizarle al poder un camino judicial libre de obstáculos. El formalismo maníaco y el garantismo sospechosamente exagerado de Carnevale llevaron a anular años de trabajo de muchos magistrados comprometidos en la lucha contra los grupos delictivos. Carnevale no disimulaba su resentimiento hacia el pool antimafia, a los que acusaba de actuar con criterios políticos. En España son el Gobierno y sus palafreneros quienes atribuyen al juez de la Audiencia Nacional García Castellón inclinaciones sectarias: “Algunos jueces tienen una querencia por pronunciarse siempre en una misma dirección y en un momento particularmente oportuno”, sostiene Teresa Ribera, vicepresidenta Tercera de Sánchez y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. García Castellón, villano para el independentismo supremacista y su rehén monclovita, ha dirigido en las últimas décadas algunas de las causas de mayor repercusión social en España: le ha tocado aplicar la ley frente a ETA, el yihadismo, las cloacas del Estado, el crimen organizado internacional y la corrupción política. Ha procesado a banqueros, policías corruptos, dirigentes populistas y ministros de la derecha. Nunca le ha temblado el pulso ni le han afectado las críticas: fue durante una década juez de enlace en Italia y sabe de qué va la cosa.

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