¿Quién gobierna?

Sánchez ha acostumbrado y reforzado fuertemente a Iglesias para que se salga con la suya

Los resultados de las elecciones generales no posibilitaron una mayoría absoluta de ningún partido, por lo que tuvieron que haber negociaciones entre las distintas fuerzas políticas. Al final, se lograron los votos suficientes para conformar, por primera vez en la reciente democracia, un gobierno de coalición compuesto por PSOE y Unidas Podemos. Teniendo en cuenta las personalidades de los líderes que dirigían ambas formaciones, con sus egos desmesurados, se vaticinó que el camino no iba a ser fácil y los hechos lo ha demostrado. Al poco tiempo se hicieron públicas sus diferencias entre ellos, lo que tampoco es extraño porque pertenecen a dos formaciones independientes. Sin embargo, lo que sí llama la atención son las formas en las que se traslucen los distintos puntos de vista, porque lo que se deja entrever es que más que discrepancias naturales -que existen incluso dentro de un mismo partido- lo que hay entre las dos alas del gobierno son verdaderos conflictos, con una guerra abierta de la que solo conocemos la punta de iceberg y, además, con la particularidad de que, en general, el pulso lo gana Iglesias frente a Sánchez; lo que significa que quien, al final, nos está gobernando en cuestiones fundamentales es quien sólo obtuvo 35 diputados y que estaba en un proceso de descenso importante de respaldo ciudadano -fenómeno que no alcanza a revertir, a pesar de la visibilidad que le da su presencia en el Gobierno de España-. El presidente, entre otras cosas, ha cedido en cómo se va a llevar a cabo el control de los fondos de la UE; aceptado los apoyos con pactos con Bildu y ERC a los PGE de la mano de Iglesias; que cada una de esas organizaciones saquen tajada -lo mismo que el PNV-; permitido la mofa de Podemos con Ciudadanos; o que ministros por parte del PSOE, como Nadia Calviño, María Jesús Montero o José Luis Escrivá, tengan que tragarse sus declaraciones o las injerencias del vicepresidente segundo. Hay quienes piensan que cuando se aprueben los PGE, Sánchez invertirá ese escoramiento, que ahora está del lado de Iglesias, para que la inclinación sea hacia el bloque socialista. Si esta hipótesis fuera cierta, en el sentido de que es la estrategia diseñada por Iván Redondo y vehiculada por Sánchez, hay que indicar que tiene un gran riesgo para que no se confirme o, dicho de otro modo, para que no se haga realidad. ¿Por qué? Pues porque ha acostumbrado y reforzado fuertemente a su vicepresidente para que se salga con la suya. ¿Quién gobierna realmente?

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