La chifladura existe

Theresa May utiliza el crimen organizado y el terror como monedas de cambio para sus objetivos

Cuando se firmaron los Tratados de Roma, en 1957, germen de la actual Unión Europea (UE), tuvo un gran peso la idea de que se crearan condiciones que facilitaran la solidaridad entre los países del continente para evitar guerras entre ellos. Por tanto, era clave establecer intereses comunes que unieran para que el futuro fuera de entendimiento y paz. Pero los británicos no estaban mucho por la labor, hasta que Winston Churchill, en 1946, cayó en la cuenta de que vendrían bien unos Estados Unidos de Europa frente a la amenaza soviética.

Conviene recordar estos apuntes históricos para darse cuenta de que es un tremendo error político querer destruir lo conseguido, a pesar de que haya que mejorar estructuras de la UE, profundizar en la identidad europea y acrecentar vínculos de todo tipo. Llama la atención que una parte de los británicos quiera aislarse en un mundo como el actual, pero más la llama la carta enviada por su primera ministra a la UE para poner en marcha el Brexit. En ella amenaza con debilitar la cooperación en la lucha contra el crimen organizado y el terrorismo si no se logra un acuerdo que le satisfaga y, no nos engañemos, la satisfacción se centra básicamente en lo económico. En otra palabras, utiliza el crimen y el terror como monedas de cambio para alcanzar sus objetivos. Increíble. Sencillamente, repugnante. A esta situación se ha llegado por varias razones. Entre otras, por el ascenso al poder de gente sin suficiente fundamento ideológico e intelectual y sin la precisa prudencia para administrar los tiempos y las tomas de decisiones. Por otro lado, por el avance de un populismo que es ayudado por el mayor conocimiento de las técnicas de manipulación social, especialmente, a través de redes sociales. Por otro, por la vulnerabilidad que tienen sectores de la población para creerse soluciones fáciles a problemas complejos y para tragarse bulos acríticamente. Y, por último, por la búsqueda continua de culpables externos, obviando por completo el uso de la autocrítica. No es bueno que el Reino Unido salga de la UE. El perjuicio será mutuo. Pero si ese es un problema, no es el único. A ver qué ocurre en las elecciones francesas y en las alemanas. En España, de momento, nadie propugna nuestra salida de Europa, pero todo podría suceder. Lo mismo alguno de esos iluminados que se han instalado en el Congreso la identifican como un demonio capitalista y apuestan por salir de ella. No hay que olvidarlo: la chifladura existe.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios