EENTRE las reflexiones que el líder de IU, Diego Valderas, dejó entre bastidores en su última comparecencia en el Foro Joly, hubo una especialmente curiosa: ¿qué habría pasado si IU, una vez que se convirtió en parte determinante de la política andaluza, en vez de haber jugado a la "pinza" se hubiera hecho valer de otra manera en relación con el PSOE? Pues, posiblemente, que hoy la política andaluza no sería como es, y posiblemente habría una tercera fuerza política sólida en Andalucía, representada por la coalición de izquierdas. En esto estaba de acuerdo incluso Joaquín Galán, un político socialista de reconocida sensatez y con una amplia experiencia a sus espaldas.

IU, en el mejor de los casos para Valderas, tiene ahora la posibilidad de ser determinante en un futuro Gobierno andaluz, y en el peor, de iniciar el principio de su fin. Los votos de los electores dirán qué ocurrirá con esta fuerza política.

En cualquier caso, como la experiencia suele ser madre de la ciencia, no parece probable que la coalición que lidera Diego Valderas esté por repetir la experiencia de aquella "pinza" que tanto le recuerdan desde el PSOE. Eso sí, en el caso de que las circunstancias le coloquen como elemento determinante de un Gobierno futuro, Valderas asegura que no lo va a ser a cualquier precio. Llegados a este punto habría que ver cómo conjugar la controvertida personalidad de Sánchez Gordillo en una dinámica de acuerdos institucionales entre las dos fuerzas políticas de la izquierda. Gordillo cree que todo el monte es orégano o lo que es lo mismo que toda Andalucía es Marinaleda. Y no parece que sea así.