La otra orilla

Trabajo basura

El trabajo debe estar al servicio de las personas, un trabajo digno donde el centro sea el propio ser humano

Lucía tiene 21 años, este verano ha estado trabajando en una empresa de restauración en la costa de Huelva. Su contrato de trabajo era de cuarenta horas mensuales, pero ella trabajaba más de seis horas diarias. Al final del primer mes cobró por contrato 250 euros mensuales. Ese dinero se lo ingresaron en el banco. En mano, es decir, dinero sin declarar, le pagaron más de cuatrocientos euros por las horas de más que echó ese mes. El mes siguiente, Lucía sufrió un accidente laboral y tuvo una baja de dos semanas, con lo que ese mes sólo cobró sus doscientos cincuenta euros contractuales. Es lo que pasa cuando sólo se legaliza una parte del sueldo. Esta práctica laboral pueden realizarla las empresas gracias a la reforma del Partido Popular, esa que en boca del presidente Rajoy está creando tantos puestos de trabajo, de trabajo basura añado yo.

Seguramente Lucía no pensará en su jubilación, pero si sigue teniendo trabajos de este tipo, su base de cotización será mínima y la pensión que le quede será aún más basura que su trabajo. No parece que este sea el mejor método para que nuestros jóvenes miren con esperanza el futuro. Si estos son los trabajos que les esperan, difícilmente pueden plantearse un proyecto de vida, una independencia económica. Y de poco les vale protestar. Son despedidos sin tener derechos a una indemnización, aduciendo el fin del acuerdo contractual. La empresa sabe que hay más jóvenes en la cola para aceptar ese puesto de trabajo. Esta es la España que ha salido de la crisis, esta es la realidad que se vive en el mundo laboral, con un Gobierno que ignora la necesidad que tienen las personas de un trabajo digno, que les realice plenamente; con unas empresas que aprovechan la coyuntura para sacar los máximos beneficios a costa de la desesperación de la gente, con una sociedad que mira para otro lado porque "menos es nada" y con unas organizaciones sindicales cada vez más debilitadas y desprestigiadas.

Ojalá esto cambie y las Lucías que están trabajando por horas encuentren pronto otro trabajo más digno, ojalá seamos capaces de hacer ver a las empresas, a la ministra Báñez y a su asesora laboral la Virgen del Rocío que el trabajo debe estar al servicio de las personas y ha de ser un trabajo que libere y ayude a la realización personal, un trabajo digno donde el centro del mismo sea el ser humano y su derecho a vivir dignamente.

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