Ejemplo de humanidad

Si en lo cotidiano alguien no es solidario con el que sufre, no esperemos que lo sea en circunstancias especiales

Nunca se sabe lo que nos depara la vida; sin embargo, nuestros comportamientos suelen responder a la idea de que todo es previsible. Es un error común. Al respecto, viene bien recordar el ejemplo de Bertrand Russell sobre los límites de la inducción, con un pollo -al que dotó de capacidad de pensar-. Más o menos, fue así: el animal veía que nunca le faltaba comida o agua, sin tener que hacer nada a cambio, y concluyó que su existencia transcurriría siempre de esa forma, sin problema. Estaba encantado y feliz, y por nada se imaginaba que alguna mañana o tarde llegaría el granjero, lo cogiera por el cuello y lo sacrificara para comérselo.

En general, no creemos que un día se nos tuerza de repente la vida a peor, pero nadie está libre de tal posibilidad. Por eso, sorprende comprobar que haya gente que no tienda al entendimiento, acuerdo y a no dañar a los demás consciente y reiteradamente; porque todos somos vulnerables a la desgracia, a la desdicha, a que nos sobrevenga lo indeseable -a veces, sin opción de enderezarlo y de salir airoso de la adversidad- o a dejarnos secuelas imperecederas.

Como es lógico, ni el propio Ignacio Echevarría, ni su familia y amigos habrían nunca especulado sobre el trágico final acaecido. Ignacio tuvo la valentía de enfrentarse a un terrorista que atacaba con un cuchillo a una mujer y el resultado fue mortal para él. Su altruismo lo llevó a exponerse con lo más preciado, su vida, para salvar a otra y fue la suya la que acabó. Las manifestaciones habidas sobre su manera de ser han sido todas muy positivas y, sinceramente, me las creo, porque la espontaneidad de su acción tiene que estar fundamentada en unos principios y valores que, sin duda, debía poseer. Ha sido todo un ejemplo de humanidad. Me pregunto, a raíz de esto, cuántos seríamos capaces de emularlo. ¿Usted, el vecino, yo…? Es difícil saberlo pero, como acostumbro a decir, las trayectorias personales en lo cercano nos pueden dar pistas de cómo se conducirá alguien en situaciones más peligrosas o arriesgadas. Si en la cotidianidad alguien no es solidario con el que sufre, es acosado o violentado, sino que se escurre, mira hacia otro lado, se alinea con los más fuertes aunque no tengan razón, busca algo en la víctima para justificar las agresiones y así sucesivamente, es prácticamente seguro que no se podrá contar con su ayuda en esas otras circunstancias especiales. Eso no es incompatible con que ese sujeto sea un altruista pero, eso sí, de pancarta o de salón.

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