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Los efectos de la consulta de la Feria de Sevilla: el alcalde aporta otra dualidad en la ciudad

Dos jóvenes vestidas de flamenca en la pasada Feria de Abril. Dos jóvenes vestidas de flamenca en la pasada Feria de Abril.

Dos jóvenes vestidas de flamenca en la pasada Feria de Abril. / Juan Carlos Muñoz

Tiremos de tópico, que estamos en fechas propias para ello. La consulta de la Feria –al principio llamada referéndum y ahora encuesta– ha deparado un aumento de las reiteradas dualidades de Sevilla. Ya sabe, que si el Betis o el Sevilla (el domingo hay derby), que si la Macarena o la Esperanza de Triana o aquella ya muy antigua de Belmonte y El Gallo (con permiso de los animalistas). El sondeo de José Luis Sanz, el alcalde de austera sonrisa, nos aporta una nueva división en esta ciudad que algunos (con cierta cursilería) denominan bifronte: los sevillanos de Feria larga y Feria corta.

La consulta que ha acaparado minutos de telediarios nacionales lo ha dejado bastante claro. No hay una modalidad hegemónica. Ni mayoría suficiente que evidencie la predilección de los habitantes de la antigua Híspalis por que la noche del alumbrado caiga en sábado o lunes (algo indiferente para que el pescado que se sirve en esa cena lleve meses sin sentir el mar). Lo que sí demuestran los poco más de 4.000 votos de diferencia que dan el triunfo a la Feria corta es que Sanz se ha metido en un berenjenal innecesario por cumplir una promesa electoral. 

El propio alcalde, en declaraciones a los periodistas, pedía este viernes pasar página y centrarse en debates “más importantes” para Sevilla. Curiosa reflexión después de meses alentando una consulta que ha acabado con sospechas de fraude. La ciudad dividida entre el sábado y el lunes del alumbrado tras una edición marcada por cifras “récords”.

Del respaldo al rechazo

Lo que debiera ser unanimidad en torno a una fiesta mayor que tanto dinero mueve ha acabado en confrontación política. Del respaldo a los resultados de la encuesta que prometieron los partidos a ponerlos en duda tras la denuncia de Facua por presuntas irregularidades. La portavoz de Podemos-IU, Susana Hornillo, ha dejado claro que la coalición no refrendará los resultados por riesgo de estar “adulterados”. Exige a Sanz una auditoría del procedimiento.

En Vox se mantiene por enésimo día el mutismo. No quieren pronunciarse, por el momento, sobre la consulta de la Feria, pese a que semanas atrás la portavoz de su grupo municipal, Cristina Peláez, se postulaba a favor del formato antiguo. Quieren que les aclaren “todas las dudas”. En el partido de Santiago Abascal saben que su voto resulta clave para la vuelta del lunes del alumbrado por mayoría simple. Incluso se ha especulado con que pongan como condición que San Fernando recupere su festivo (usurpado por el miércoles de farolillos) para prestarles el apoyo.

La esperanza del regidor popular la vuelve a encontrar en el PSOE, en cuyo grupo municipal podría hallar de nuevo un salvavidas para sacar adelante la modificación de la ordenanza de la Feria, condición necesaria para la que la fiesta retome los seis días.

El salvavidas del PSOE

El portavoz socialista, Antonio Muñoz, advierte que la consulta de Sanz siempre estará ensombrecida por la sospecha de fraude. Pedirá con sumo detalle el contenido de la modificación de la referida ordenanza. Pero, y ahí está la clave, hará “un ejercicio de responsabilidad” para no entorpecer la compleja organización de esta fiesta mayor. En suma, no le dará el sí a la Feria corta, pero tampoco se opondrá a que salga adelante. Los socialistas se abstendrán en el Pleno donde se vote esta cuestión en la que parece que a los sevillanos nos va la vida. Una postura clave para lograr la mayoría simple y que la consulta no se quede en nada después de protagonizar tantos titulares. Así se evita también la negociación con Vox, que desde comienzos del mandato lleva reclamando cupo en el gobierno.

El alcalde pedía este viernes a los partidos “respeto” a los resultados de la encuesta, como hizo el PP en la de 2016, cuando se abstuvo en la votación. En aquella ocasión los concejales populares (muchos de ellos supervivientes de la época de Zoido) tachaban de “frívolo” el procedimiento de Espadas al preguntar por primera vez a los sevillanos por el modelo de Feria que querían.

Ante las acusaciones de fraude lanzadas por la federación de usuarios y consumidores, el regidor se despacha a gusto: “el presidente de Facua [Rubén Sánchez] no me merece ninguna credibilidad”. Sanz defiende la “seguridad” y “transparencia” de un proceso con resultados avalados ante notario y que ha contado con un responsable técnico que en su día Espadas puso al frente de la Agencia Digital.

En la política andaluza

La ocurrencia del día viene del Parlamento andaluz. En el antiguo Hospital de las Cinco Llagas la diputada de Adelante Andalucía, Maribel Mora, propone al alcalde que, dado sus gustos por las consultas, promueva ahora una sobre la tasa turística, ese impuesto que tanto escozor provoca escuchar a los populares.

De lo poco oportuno que resulta el sondeo feriante hemos escuchado hablar estos días a varios políticos. El comentario más llamativo llega de la parlamentaria del PP Virginia Pérez, que en redes sociales cuestiona con su estilo sin eufemismos –un verso suelto de la política andaluza– que se usen tales procesos para temas de relativa importancia. Un toque de atención a su compañero de filas, nombrado candidato a la Alcaldía de Sevilla en tiempos en los que Pérez dirigía el PP provincial, ahora bajo los mandos de los populares de Moreno (Juanma), el guapo de San Telmo. 

La consulta acapara minutos de prime time en una semana en la que el presidente de España (el guapo de la Moncloa) se ha autoconcedido cinco días de asueto para reflexionar sobre su futuro (intente hacer usted lo mismo en su empresa y cobrando). Quizás la reflexión sería lo más conveniente de ahora en adelante cuando se quieran abordar aspectos relacionados con nuestras fiestas mayores, que tanta pasión (y distracción) desatan. Demasiado desgaste para un gobierno en minoría.

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