15 de diciembre

A partir de ahora, ya sólo los muy tontos o los muy ilusos pueden seguir engañándose con las gafas AR/VR del Metaverso sanchista

Algunos ya avisamos hace tres años de que el modelo de gobierno que iba a adoptar Pedro Sánchez iba a ser el modelo catalán: una especie de dictadura parlamentaria basada en la mayoría simple de votos, con absoluto desprecio -o incluso odio irracional- al adversario político y todo lo que representa, y con una falta absoluta de respeto a los procedimientos legales de una democracia liberal. Un modelo prácticamente putinista o chavista, con una democracia anestesiada y un desdén absoluto hacia los equilibrios y contrapesos institucionales. Con jueces doblegados o controlados, con los medios de comunicación mayoritarios convertidos en simples agencias de propaganda institucional, con el Parlamento reducido a una dependencia inoperante donde los diputados dormitan mientras esperan cobrar su sueldo, y con los colegios y las universidades transformadas en una formidable plataforma de adoctrinamiento puesta al servicio del Gobierno. Sin críticas, sin oposición, sin jueces que puedan intervenir y sin organismos estatales que puedan controlar.

Y eso es lo que a partir de ahora nos espera, porque ya sólo los muy tontos o los muy ilusos pueden seguir engañándose con las gafas AR/VR del Metaverso sanchista. Vamos hacia un Gobierno que quiere ejercer todo el poder sin ningún tipo de control ni por parte del Parlamento ni por parte del Poder Judicial. Un Gobierno que no cree en el equilibrio ni en el pacto. Un Gobierno que quiere arrasar los consensos del pacto constitucional. Un Gobierno que quiere gobernar para un 51% de los ciudadanos en contra del 49% restante. Y un Gobierno que quiere alcanzar el dominio absoluto del poder amparándose en una serie de palabras bellas -transparencia, derechos sociales, igualdad, feminismo, minorías- que sirvan para engatusar a los votantes y para neutralizar toda posible crítica. Si alguien se opone, es porque es un machista retrógrado que odia a las mujeres y a las minorías y tiene un póster de Hitler en el cuarto de baño. Si alguien dice algo, es un golpista. Si alguien critica, es una amenaza. Y dentro de nada -no se preocupen- ya habrá métodos efectivos para silenciar a las voces discordantes.

Ese es el modelo. Y hacia allí vamos. Apuntemos la fecha: 15 de diciembre, porque está destinada a ser una fecha negra en nuestra historia reciente.

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