Visiones desde el Sur

Locura

El orbe observa alucinado y con temor el inusual comportamiento de un presidente, Donald Trump

Hoy hay un abanico de temas sobre los que poder hablar largo y tendido. Pero no queda más remedio que elegir entre ese ramillete de oportunidades y centrarse en uno. Por eso, dejaremos a un lado la situación meteorológica; el disímil ritmo de vacunación en cada comunidad autónoma de este país; la incógnita que puede suponer la variante del Covid-19, llamada inglesa, que ya parece andar por todos lados; la marcha del ministro Illa a Cataluña y su permanencia en el cargo hasta el comienzo de las elecciones; y nos centraremos en el espectáculo que hemos podido observar en las últimas 48 horas, propiciado e instigado por Donald Trump, el presidente de los EEUU de Norteamérica.

Cada día que transcurre el orbe observa alucinado y con temor, el inusual comportamiento de un presidente, Donald Trump, totalmente anómalo e incongruente, presuntuoso y peligroso, y se pregunta en sus adentros, ¿hasta cuándo hay que aguantar en dicho cargo a un individuo que ha demostrado, vía de los hechos, que está completamente loco, vamos, para que lo internen en el psiquiátrico más cercano a la Casa Blanca, con objeto de perder el menor tiempo posible?

Una persona que, como debe ser, tiene a menos de un metro de sí el botón para poder iniciar una guerra nuclear sin precedentes, si le sale de sus entendederas o paranoias, que vienen a ser lo mismo en este caso, y, si, a pesar de lo visto en los últimos meses, desde la noche electoral, es necesario esperar al día 20 de enero para que se haga el relevo como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y como presidente del gobierno de Estados Unidos, o debe, utilizando los medios legales habilitados al efecto y con una urgencia vital, ser inhabilitado por estar incapacitado para ejercer el cargo que ostenta. Esa es la cuestión, que no es poca.

Lo que hemos observado en el Capitolio de Washington supone constatar, además, en una democracia que siempre fue observada como referente en el mundo -sin entrar en muchos detalles, claro está-, cómo el populismo creciente -de derechas o de izquierdas- en cualquier continente del mundo, amenaza con llevarnos de nuevo al medievo. Cómo las mentiras reiteradas por un dirigente político pueden ser creíbles para una buena parte de la población y cómo usando las redes sociales y los medios de comunicación afines a la élite gobernante, se puede subvertir la realidad y la legalidad. Es lo que tenemos: inteligencia artificial y realidad virtual. Veremos.

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