Visiones desde el Sur

Barcos

No todos los humanos viajamos en el mismo barco, unos lo hacen en pateras y otros en yates

El filósofo y catedrático alemán Peter Sloterdijk dice en En el mismo barco que vivimos en un mundo mezquino y peligroso. Que, como las antiguas hordas, los grupos humanos -familia, pueblo, nación, imperio…- estamos sujetos, amarrados, desde el interior, por un efecto invernadero emocional que nos amalgama a través del ritmo, el folklore, la música, el lenguaje o las costumbres… de cada lugar, convirtiéndonos en una especie de islas sociales.

Y me pregunto: ¿Estas islas sociales, producto de la idiosincrasia, son, en realidad, las que impiden que la humanidad solvente los graves problemas de la sociedad? Es decir: el hambre, la degradación del planeta, el analfabetismo, la falta de sanidad en muchos países, la guerra siempre presente -en un lugar u otro- o la miseria en que viven millones de personas…

¿La empatía que une al grupo hace inviable la existencia de acuerdos con otros pueblos, y todos a su vez, en esa institución denominada Organización de Naciones Unidas, no encuentran fórmula alguna para eliminar cuantas atrocidades ocurren a diario en esta mal llamada aldea global?

Pues, deberemos contestar que son incapaces de hacerlo. Hemos mundializado el negocio, el mercado único, o sea, el dinero, e incluso el reparto del poder, dividiendo el planeta en zonas de influencia donde sólo pueden comerciar los que tienen la fuerza de las armas en cada zona.

¿Por qué no se globalizan también las problemáticas del hambre, la dependencia, el analfabetismo o la solución del sida, por poner sólo cuatro muestras? Pues porque aquí aparece siempre el mito de la Torre de Babel: no todos hablamos el mismo idioma; los intereses de cada facción en liza no son coincidentes sino antagónicos y eso tiene como consecuencia que no sea posible el consenso, por tanto, la torre que daría solución a los problemas globales citados no llegará a lugar alguno porque, cada país, pone ladrillos en ese incierto edificio social hacia la parte que más le interesa.

Los derechos no son los mismos para todos los seres humanos, las obligaciones tampoco. Sobre el papel quizá -ahí está la Declaración Universal de los Derechos Humanos-, en términos materiales es una vil falacia. ¿Por qué podemos conseguir un mercado único y sin embargo no somos capaces de eliminar el hambre en los mal llamados países del tercer mundo? Pues queda claro, no todos los seres humanos viajamos en el mismo barco, unos lo hacen en pateras y otros en yates. Simple ¿no?

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