Salud y género

Hacen falta cambios educativos y culturales con fuerte voluntad institucional

Acaba de celebrarse recientemente el Encuentro Internacional Salud y Género organizado por el Ministerio de Sanidad en el marco de la actual Presidencia española de la Unión Europea, en el que he tenido el honor de participar en calidad de ponente.

El objetivo del Encuentro, que ha contado con la participación de ponentes de varios países de Europa, ha sido el de reflexionar sobre el recorrido y los retos de futuro del objetivo de conseguir la Equidad de género en salud en base al desarrollo de estrategias institucionales.

Y es que hay que tener en cuenta que los determinantes ligados al género condicionan la posibilidad de tener desiguales resultados en salud entre hombres y mujeres ya sea por problemas de acceso, por problemas en el diagnóstico o en el tratamiento.

De hecho, sabemos que se ha demostrado que hay situaciones en las que, al no haberse realizado ensayos clínicos de nuevos medicamentos sin tener en cuenta las diferencias de género, la efectividad de los tratamientos puede ser inadecuada en las mujeres.

Por eso, es evidente que se requieren estrategias que condicionen un cambio en los procesos de investigación con los ensayos clínicos para incorporar el enfoque de género y conseguir evitar las evidentes inequidades en los resultados en salud.

Igualmente sucede cuando ante situaciones de violencia de género, la aplicación en los servicios de salud de los protocolos de detención precoz y despliegue de las medidas de apoyo, ayudan a responder adecuadamente ante este importante problema. Es otro ámbito donde la incorporación de la perspectiva de género en los servicios sanitarios ayuda a evitar las lamentables consciencias que sufren las mujeres a causa de la violencia de género.

El Encuentro ha permitido reflexionar y ofrecer respuestas para el abordaje de estrategias de igualdad en ámbitos como este de la prevención de la violencia de género, o la adecuada salud sexual y reproductiva o para transversalizar el género en las políticas de salud. Todas estas estrategias son líneas que se impulsan desde el Observatorio de Salud de las Mujeres y deben seguir creciendo en intensidad e influencia.

Pero, además, ha de incorporarse en una estrategia global de igualdad que ha de permear en el ámbito educativo, cultural y social de una manera decidida. Son numerosas las iniciativas vinculada a la incorporación de la perspectiva de género en las políticas públicas de salud pero su avance depende de cambios educativos y culturales y ello requiere una fuerte voluntad institucional.

Por último, cabe la pena subrayar que hay que conseguir hacer realidad el objetivo de “tener una mirada desigual para poder conseguir igualdad en resultados en salud” y ello requiere acciones decididas desde los ámbitos educativos y profesionales. Asimismo y de una manera coordinada hay que promover la búsqueda de evidencias desde el espacio de la investigación para seguir generando esquemas de práctica asistencial y programas de salud y atención sanitaria en los que se asegure la incorporación de la perspectiva de género como sinónimo de calidad asistencial y equidad.

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