Digitalización y oportunidad

Vivimos un momento disruptivo que permite avanzar en calidad y eficiencia

Suele ser un asunto cada vez mas reiterado hablar de digitalización y salud. Seguramente es en el ámbito sanitario en el que se aprecia un continuo crecimiento de experiencias en las que las herramientas digitales aportan nuevas respuestas y generan nuevas oportunidades.

En el ámbito del acceso de los pacientes a los servicios sanitarios, la posibilidad de mantener contacto y consultas entre los pacientes y los profesionales sanitarios permite resolver determinadas demandas asistenciales sin necesidad de consulta presencial e, incluso, en horarios adaptados a la conveniencia del paciente. Bien es cierto que hay que asegurar procedimientos que ofrezcan garantías de calidad, al tiempo que hay que evitar la pérdida de calidez en la relación médico-paciente. También, el Intercambio de información clínica debe estar protegido y con garantías de confidencialidad.

La aplicación de blockchain y los smart contracts en el marco de la utilización de la inteligencia artificial puede ayudar a una relación que ayude al paciente a recibir asistencia con las máximas garantías de evidencia científica y de respeto a sus derechos. La confidencialidad en la gestión de la información clínica y de la relación con los pacientes se debe beneficiar de sistemas de seguridad que eviten intermediarios en una relación que debe ser técnicamente capaz de garantizar el encuentro directo peer to peer con garantías de ciberseguridad.

Pero es que la experiencia de digitalización comienza a mostrar evidencia de que se producen mejoras relevantes en la calidad asistencial porque hay más garantías de aplicación efectiva de las guías de práctica clínica basadas en evidencia y, al tiempo, la mayor capacidad de análisis de grandes cantidades de datos aporta posibilidades de perfeccionamiento continuo de la práctica clínica. Algo que es imprescindible para conseguir el objetivo de mejora continua.

Las oportunidades para una mayor relación ente profesionales facilitando el intercambio de análisis de casos en las sesiones clínicas, sean entre profesionales de un mismo servicio o centro sanitario o entre profesionales de diferentes servicios o centros hospitalarios, amplían la capacidad de respuesta al ser más fácil la interacción entre profesionales y centros expertos. Todos estos procesos deben ir generando evidencias en relación a la aplicación de garantías éticas en el sentido de que los criterios en los que se fundamentan las relaciones entre los profesionales sanitarios y los pacientes son aplicados sin posibilidades de fallo. Es por eso que una línea de trabajo imprescindible es el de la acreditación continua de procedimientos. Una acreditación en la que las organizaciones profesionales y sociedades científicas deben jugar un papel relevante. La gestión del cambio que supone la digitalización en el ámbito sanitario ha de ser un elemento clave.

El análisis de buenas prácticas es una vía a explorar porque la última década nos ha mostrado numerosas experiencias de interés tanto en España como en todos los países de nuestro entorno. Aprender de todo ello facilitará que nos podamos quedar con las mejores prácticas.

Estamos en un momento de cambio disruptivo que permite avanzar en calidad asistencial y en eficiencia en la gestión de recursos. La digitalización ha vivido un enorme impulso a raíz de la pandemia por la Covid-19, lo que ha generado una buena oportunidad que requiere control, análisis, evaluación y generación de garantías.

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