Las palabras apresuradas de Grande-Marlaska deberían hacer reflexionar al presidente.

La telemática sin darnos cuenta nos impone qué leer, qué comer, qué vestir, qué opinar o qué pensar.

Podrían contarse con los dedos de una mano los políticos que buscan el bienestar ciudadano.

Muchos de los actos que provocan estas ramas de la política a veces generan náuseas e inconvenientes.

Los incendios, nevadas o inundaciones son avisos más que suficientes para que se tomen medidas.

Los españoles estamos hasta donde dijimos de la ineptitud manifiesta del Gobierno y de la oposición.

Los buleros son tan viejos como la humanidad y existirán el mismo tiempo que estemos en este planeta.

El desarrollo telemático nos ha dejado indefensos ante los poderes ocultos y muchos gobiernos.

¿Cómo se va a dirigir un territorio sin memoria, olvidando cosas de forma continua?.

España y el resto de Europa están sufriendo una regresión democrática digna de prestarle atención.