La firma

Antonio Fernández Jurado

El victimismo nacionalista

DE casi todos es sabida la actitud de los grupos nacionalistas y que ésta, oscila desde el victimismo hasta la voracidad, según se desarrollen los tiempos de la actividad política.

Cierto es, que nunca en nuestra historia hubo mayor descentralización y autonomía en la configuración territorial del Estado, desde que éste se constituyo como tal, pero no es menos cierto que con las decisiones y protagonismo concedido en los últimos años a las formaciones nacionalistas, por una parte -sin duda legitima- para la construcción de una mayoría parlamentaria y, por otros -fundamentalmente, táctica- al búsqueda del aislamiento del PP -Pacto del Tinell- se ha configurado una situación de dependencia tal, en la toma de decisiones de gobierno que, sin olvidar la ley Electoral, ha sobredimensionado la realidad de esas fuerzas nacionalistas continuamente instaladas en el agravio comparativo, denostadoras de todo lo centristas, demandadoras -curiosamente y al mismo tiempo- de solidaridad y autodeterminación, lo cual, no es solo contradictorio sino hipócrita.

Digo hipócrita, porque en una interpretación extensa del Titulo VII constitucional que podría llegar hasta una estructura federal que, obligatoriamente, habría de ser 'cooperativa', los dirigentes catalanes, por ejemplo, lo de cooperativo, lo transforman en 'asimétrico', burda forma de mantener privilegios. Y de aquí, que el ultimo informe del BBVA sobre balanzas fiscales de las CC. AA. y que a Solbes le aterroriza -por escandalosa evidencia de la realidad- su publicación porque analiza la verdad de una situación inimaginable, tras muchos años de solidaridad interterritorial, si creíamos el discurso mortificador de determinados nacionalistas.

Y es que el informe del BBVA, demuestra que es Madrid quien mayor contribución hace a la caja global y que Cataluña, siendo la segunda en renta -tras Madrid- no llega a aportar ni la mitad que Madrid. Mientras, el País Vasco, siendo, también de los primeros en renta, por sus privilegios fiscales, no aporta sino recibe del Estado, al tiempo que Baleares, en niveles de renta similares a los vascos, si aporta. Todo un galimatías que podríamos seguir analizando y mas, con los nuevos estatutos, como el catalán, que contempla mayores beneficios inversores y fiscales.

En fin, que las balanzas fiscales no mienten, el victimismo nacionalista queda al descubierto y a pesar de los privilegios y los favores interesados del Gobierno, siguen dando 'vueltas a la tuerca' y pidiendo autodeterminación. Patético.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios