Un refugio

La literatura, la música, la pintura, entre otros beneficios, permiten escapar al despotismo del presente

La literatura, la música, la pintura, entre otros beneficios, permiten escapar al despotismo del presente. Un presente, que, cuando menos en España, no puede ser más atosigante, con el eterno retorno, cada día, de las mismas caras políticas y las mismas cuestiones. Pero existe un medio para huir de este exhibicionismo personalista instalado sin pudor en la vida cotidiana. Y, en estos momentos, hay a mano un buen refugio con componentes que facilitan esa evasión. Todos los necesarios elementos se han concentrado en un solo objeto, gracias a un laborioso y conseguido trabajo. Se ha recurrido, en principio, a filólogos y musicólogos para preparar la misión previa, expuesta en el preámbulo del bello envoltorio de este recomendable objeto. Junto a unos textos explicativos –y a las poesías que después serán musicalmente ilustradas– figuran unas reproducciones pictóricas (la Diana y sus ninfas sorprendidas por sátiros, de Rubens) que ayudan a crear una llamativa atmósfera sensual, como de gabinete barroco en miniatura. Y tras esas lecturas y miradas preparatorias –que sirven para alejarse del presente denunciado antes– ya es posible adentrarse de manera adecuada en el objeto-refugio que acaba de editarse: Góngora y la música. Dos CD en los que gracias, a las voces del grupo Vandalia y a los instrumentistas de Ars Atlántica, es posible oír una buena serie de composiciones musicales de aquella época. Todas ellas, de una u otra forma, relacionadas con un poeta que consiguió, gracias a sus muchas virtudes literarias, ser celebrado por igual en Córdoba, Andalucía y España. Fue uno de los primeros de lo que luego se conoció como andaluces universales. Y, ahora, leído a través de su valor en el mundo musical, esa dimensión pública se universaliza aún más. Se trata, por tanto, de un álbum-objeto tan logrado como necesario, que, tras su belleza musical, muestra además toda una trabada labor de equipo. Poniendo al descubierto que, recuperando estos tesoros perdidos del pasado, resulta más fácil plantarle cara al presente. Pero aún hay otro aspecto que convendría resaltar por lo que tiene de ejemplo imitable. En esta andadura, tras los pasos musicales de la poesía de Góngora, han participado la iniciativa privada, representada por La Tirana, con larga experiencia en este tipo de ediciones, y, a su vez, la buena acogida como entes patrocinadores de la Universidad de Córdoba y el Ayuntamiento de esta misma ciudad. Con la creación de refugios así, habría más motivos para denunciar la vacía tristeza presente.

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