Ajuste fino

Antonio Castro / Ancastro@huelvainformacion.es

El ojo de la videocámara

LOS debates relacionados con el sector comercio se suelen suceder con la misma cadencia en todas las ciudades a medida que van llegando a unas determinadas dimensiones: peatonalización, malestar por las obras, satisfacción por el resultado, problemas de seguridad, debate sobre televigilancia, y así sucesivamente.

En Huelva se recondujo el debate sobre la peatonalización y el centro de la ciudad, con determinados matices como la cafetería de la plaza de las Monjas, se está orientando urbana y estéticamente hacia el ciudadano y alejándose levemente del coche.

Sin embargo, en el debate relacionado con la seguridad sí hay en esta ciudad un componente original que nos distingue de muchas otras. Se duda sobre la legalidad de las cámaras de vigilancia en las calles por el riesgo de vulneración del derecho a la intimidad de los ciudadanos que transitan y utilizan la vía pública. Y es aquí donde nos encontramos con la aportación novedosa. El concejal de Movilidad y Vivienda, José Luis Barragán -un político popular y mediático donde los haya- ofrece el Centro de Control Semafórico, con sus cámaras en las calles, para que sirva como operativo de televigilancia y se puedan detectar con él posibles robos y actos vandálicos.

Y es aquí donde salta la duda. Qué no habrá visto Barragán por ese sistema del Centro de Control Semafórico. Estaría por asegurar que a más de uno le ha podido seguir la pista para ver si respetaba un semáforo o cómo daba vueltas en esas rotondas tan peligrosas del tráfico que aún espera la revolución pendiente. Pues bien, si eso no tiene algo que ver con la intimidad de cada cual, que venga la cámara y lo vea.

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