A HORA que la crisis ha cobrado carta de naturaleza incluso en el plano provincial, donde la construcción empieza a sufrir más de lo previsto por algunos e incluso hay promotores en graves dificultades, la clave a la que se puede enganchar cualquier ilusión de mantener el empleo en el sector es la obra pública. El presidente Chaves lo dijo recientemente en Huelva, anunciando que se iba a incrementar la inversión en este segmento, y el propio Rodríguez Zapatero, que ya reconoce datos graves aunque sin atreverse a llegar, por ejemplo, a los que admite el Banco de España o el FMI, también alude a la obra pública como posible colchón para el empleo que se pierde en la construcción convencional.

Los empresarios que conocen el sector temen que estas buenas intenciones choquen con la realidad de los procedimientos. La obra pública no se puede poner en marcha de la noche a la mañana, incluso acelerar los procesos de licitación y desarrollo es difícil habida cuenta que hay casos en los que se necesita realizar expropiaciones, que están sujetas a sus correspondientes acuerdos y alegaciones.

Es decir, todo apunta a que no va a ser fácil suplir con obra pública el declive de la construcción para evitar una caída traumática del empleo. En cualquier caso, lo que sí podría hacerse es cumplir al menos los programas previstos en las obras no ya que se pueden adelantar sino las que vienen sufriendo demoras graves año tras año: los accesos a las playas son un ejemplo, que además redundaría en el futuro del sector servicios -turismo-, sobre el que también planean algunos nubarrones.