Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

Era el cheque

Estaba Junts en la UVI y nadie daba un duro por ellos, pero la necesidad de Sánchez ha resucitado a Puigdemont

Quién, conociendo el paño, podría dudar que estaba el dinero detrás los vilfredos velludos, el Borbón invasor, el revisionismo castellano que ocultó que Colón era Tòfol Colom y que convirtió en Cervantes al escritor jijonenco Joan Miquel Servent? ¿A quién se le ocultaba que estaba el dinero detrás de aquel pujoliano “hombre andaluz incoherente, ignorante, anárquico, poco hecho y miserable cultural y espiritualmente”, o del catalán castellanoparlante que, para Quim Torra, es “víbora, hiena, bestia, carroñero”? El “Espanya ens roba” tenía menos de careta y lanzallamas que todo lo anterior. El nuevo Gobierno ha resucitado al cosmos convergente, hoy Junts; una formación desmontada tras confirmarse la mafia simbolizada por las bolsas de basura rebosantes de billetes que iban en el cochazo del hereu Pujol Ferrusola hacia Andorra, ese enclave paradisiaco. Era el dinero, collons. La parafernalia propagandística, victimista (o sea, odiadora), traidora en la UE y golpistoide era el aderezo necesario para la solución final: conseguir un régimen fiscal como el vasco y navarro, asunto que a la Cataluña separatista le suponía un ataque de cuernos, y no de calcificaciones en la testuz, sino de aullidos en el bolsillo: la pela.

Estaba Junts en la UVI y nadie daba un duro por ellos, pero la necesidad de gobernar de Sánchez ha resucitado a Puigdemont, que ha vencido la batalla, y quizá la guerra entera. Tras la amnistía sine qua non vienen las finanzas. La condonación de una parte sustancial de una deuda pública de niveles galácticos –la catalana es campeona– es maquillaje negociador: lo gordo es otra cosa. La voladura del sistema de solidaridad interterritorial, equiparando a Cataluña con el País Vasco y Navarra, supondrá que cada año la región donde siete votos son infinitos pagará un cheque por el prorrateo de los costes de los “servicios centrales”: diplomacia, Defensa, Casa Real, alguna inversión directa de Aena u otras obras públicas, etc. Otro regateo anual. Con cuatro gatos, Cataluña ha hecho del Estado un subcontratista suyo. Todo por la patria, la de Sánchez, que tendrá que explicarle algún día a sus votantes y militantes si estar del lado de los ricos desabrigando a los menos privilegiados se justifica por continuar en el poder; en minoría, además. El cheque vasco ya es frontalmente contrario a la progresividad fiscal que se consagra en cualquier país decente. El cheque catalán será, por sus causas y efectos, historia universal de la infamia. De ese universo donde todo vale, empezando por el delito. España.

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