Las empinadas cuestas

amparo / rubiales

Personaje del año

LA prestigiosa revista estadounidense Time otorga el título de Personaje del Año desde 1927; en casi un siglo sólo tres mujeres lo han obtenido. También reciben la mención grupos abstractos que han sido objeto de más reconocimientos que las mujeres, con protestas de organizaciones feministas que no entienden el machismo de una revista tan prestigiosa que, en 1999, cambió el nombre del premio, Hombre de Año, para hacerlo más "inclusivo". Desde entonces hasta la fecha ninguna mujer tampoco lo ha obtenido de manera individual, sólo alguno en abstracto: a las Mujeres americanas en 1976. En total, individual y colectivamente, las mujeres han sido Personaje del Año en nueve ocasiones frente a 77 protagonizados por hombres.

Sé que much@s dirán que es anecdótico, sin importancia, pero es revelador de lo que durante siglos, en todo el mundo, ocurre con la visibilidad de las mujeres, de lo que esto es un símbolo, que revela que, pese a lo mucho conseguido, la mitad de la humanidad seguimos siendo consideradas ciudadanas de segunda.

Somos noticia cuando eligen a una Directora de la Academia de la Historia, institución fundada en 1738, que sólo la integran 4 mujeres, de un total de 36 personas, y que, al fin, una, Carmen Iglesias, es elegida para un cargo que desde el siglo XVIII "pertenecía" a los hombres.

Son símbolos de que la igualdad de género no está socialmente asumida. Las causas de la desigualdad son muchas y diversas, variando según el país, pero se puede asegurar que hay discriminación desde el nacimiento hasta la muerte. Nacemos y nos discriminan con el color: azul para niños; rosa, para niñas; a éstas se las puedes vestir de azul, a un niño de rosa, no. Los juguetes siguen siendo sexistas y los catálogos lo evidencian. Educar en igualdad es lo más importante, en el colegio y en casa, y no siempre se hace. La plaga terrible de la violencia machista es consecuencia de la desigualdad, la maternidad, lo más grande que tenemos, nos limita, y aún más, con la promoción abusiva de la lactancia materna. Lenguaje sexista, religión discriminatoria, brecha salarial, prostitución, discriminación en el deporte, en la dirección de empresas, y, sobre todo, pobreza y desigualdad crecientes. La crisis económica está marcando a fuego nuestras vidas y los efectos más crueles recaen sobre la de las mujeres, de esos millones que hacen posible la supervivencia, pero que nunca son reconocidas como personajes de ningún año.

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