Pedro a distancia

Despidámonos también de la gestión unitaria del sistema público de pensiones

La ultraderecha de progreso, doblada en golpista, que pastorea con mano firme al Gobierno de la nación, ya ha dicho por boca de su portavoz, doña Miriam Nogueras, que lo primero que negociará con el PSOE será el referéndum de autodeterminación y la recaudación de la totalidad de los impuestos. ¿Será casualidad que el ministerio de la Seguridad Social haya recaído en una señora de navarra? Despidámonos también de la gestión unitaria del sistema público de pensiones. Lo bueno que tiene una demolición tan aparatosa de la solidaridad entre españoles, en beneficio de las minorías xenófobas que hoy nos gobiernan, con apoyo del PSOE, es que nadie puede dejar de ver lo evidente. De ahí que don Cándido Méndez, ex secretario general de UGT (vaya por Dios, otro facha) haya escrito: “La amnistía es una granada de fragmentación contra el principio de igualdad ante la ley”. Y a continuación añade que lo pactado “resquebraja la cohesión social entre los españoles”.

¿Y qué pasa con don Pedro Sánchez? Suponemos que, entre las opciones barajadas por el señor Puigdemont para “hacerle mear sangre”, según prometió, había otras más humillantes, más divertidas o más escandalosas. Finalmente se ha decantado por la más práctica, utilizándolo como un aparato de control remoto, como un Pedro a distancia, que deberá ir cumpliendo “acuerdo a acuerdo” lo pactado, si quiere seguir fungiendo en el cargo. Hay que reconocer, no obstante, que los acuerdos con Junts entran en la categoría de lo semipúblico (a la espera de conocer las partes ocultas del contrato). En el caso de Bildu, todo, absolutamente todo, se ha negociado a espaldas de la ciudadanía. Pero claro, habrá pensado don Pedro Sánchez, una ciudadanía que no se fía de sus gobernantes es poco de fiar, de ahí que don Pedro, con clarividencia suma, haya pactado el futuro de la nación al margen de los nacionales; y en mayor modo, con aquellos que deploran la existencia misma de España.

Dice don Manuel Valls, ex primer ministro francés, que “cuando Sánchez caiga, el PSOE podría desaparecer, como el socialismo francés”. No sería, desde luego, por falta de merecimientos. Que el partido del señor Sánchez, en compañía de fuerzas poco o nada democráticas, como Junts, pretenda desmantelar la solidaridad común en beneficio de regiones ya muy favorecidas, por exigencia una casta retardaria, privilegiada e impune, no es un empeño particularmente digno de encomio. Pero, ay, siendo don Pedro un Pedro a distancia, no le habrá quedado otra, al cuitado. Al “cuitadiño”, que diría Valle.

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