Me pongo en el teclado para hablarles, como les prometí la semana pasada, de la supuesta revolución estudiantil en Valencia, pero leo lo que leo y no me queda más remedio que cambiar de tema. Sólo decirles de lo primero que he estado en Valencia una semana, que casi el cien por cien de la ciudadanía está hasta el hipotálamo de los perros-flautas y que la cosa se desmorona por el amplísimo rechazo popular. La ciudad está en pre-fallas y todas las agrupaciones falleras han firmado un documento de rechazo a los soplagaitas. Estos están siendo abandonados por sus manipuladores profesionales a la vista de las últimas encuestas publicadas en periódicos afines a los revoltosos, en las que se constata que el partido del Gobierno crece en respaldo popular y la oposición baja. Se acabó. Saludos a la nobilísima ciudad.

Les decía que me vengo con la música a otra parte y les hablo de un artículo de una publicación que supuestamente habla de ética médica, el Journal of Medical Ethics. En estas páginas han escrito dos pájaros italianos, él y ella, en el que se han entretenido en defender la matanza de niños. Así, directamente, sin tonterías. No en el vientre de sus madres, que ese genocidio ya está en marcha y bendecido por la infausta clase política de los países llamados democráticos. Estos descerebrados hablan de "aborto postnatal". Es decir, si el niño alumbrado no es de nuestro gusto y vemos que trae alguna malformación que no habíamos previsto, lo cogemos por las piernas y le estrellamos la cabeza sobre la mesa del paritorio. Son demasiados años los que llevo con el título de ginecólogo a mis espaldas para no sentir auténtica nausea por esta monstruosidad. La reacción internacional ha llevado a los editores a justificarse torpemente. Todo esto se venía venir. Cuando se pervierte el lenguaje, como lo ha hecho en Occidente la clase política, y a matar niños viables en el vientre de sus madres le llaman derecho, la siguiente era esta. Estaba claro. Y más que vendrán. He leído el artículo original que conocí a través del profesor Serrano, de la Complutense de Madrid. El citado docente hace un juego semántico entre el título de un artículo de Oriana Fallaci y el suyo.

El artículo de la mejor mujer periodista del siglo XX se titulaba: Nosotros los caníbales. Lo escribió en 2005 al hilo de un referéndum que hubo en Italia sobre el asunto de las células madres. En el mismo se oponía a la consulta desde una posición laica, ella no era católica, y hablaba de paso del aborto. El profesor Serrano ha titulado el suyo: Nosotros los criminales. Me quedo con este título, pero encabezo la columna con la palabra caníbales en homenaje a la gran Oriana, por quien sentí y siento una admiración ilimitada. No se pierdan su magistral artículo. Está en internet.

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