Este CF Lorca Deportiva con sólo cinco años de vida renace de los restos del extinguido Lorca Deportiva como otro representante de una localidad convulsa en el fútbol con fusiones y desapariciones. En Lorca viví uno de los episodios más esperpénticos. Temporada 1984-85 con el argentino Touriño de entrenador recreativista, que activó la dimisión del presidente José Antonio Muñoz Lozano formando un caos en la plantilla tras una pretemporada en ¡ El Rocío ! y dedicar más tiempo a escribir poemas que asistir al campo, que hizo un equipo en el que la dureza era el test diario como referente.
Aquel Lorca Deportiva debutaba en Segunda y tenía un dueño: su técnico peculiar, Jesús Moreno Manzaneque. La presidenta, su mujer, hispano-holandesa: María Ignacia Hoppicher. Un control de todas las áreas en su etapa 1979-94, incluida su guerra con la prensa. Y hubo que suplicarle en la concentración lorquina para que autorizara la retransmisión del compañero de la Ser en Huelva (Ignacio Ruiz). El matrimonio cogió al club en Tercera y lo dejó en Regional Preferente. Y desde hace dos años tiene una calle (Moreno-Hoppicher) en los aledaños del estadio Artés Carrasco. Así es la vida.
Y es la cita donde jugará este Recreativo para ajustar su interminable construcción, seguro que terminará tras ganar dos envites seguidos y también las excusas de Casquero, que no encuentra la ubicación ideal en el campo de su pizarra táctica en relación a su potencial plantilla. La afición es el mejor tesoro con su hambre por el Decano, que aguarda con la ilusión por bandera metiendo la presión paralela a lo que debería llegar con tantas expresiones optimistas. Y como en el año 1984, este nuevo CF Lorca Deportiva es un recién ascendido, un colista sin reaccionar y cargado de goles en contra. El sumario del Recreativo tiene una nota destacada que delata su ambición de aspirante que alimenta la complacencia de soñar.
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