Sucedió en la calle principal de un pueblo muy cercano a la capital onubense; prometo que la conversación fue real: "-Esto no hay quien lo salve, Antonio. ¿Pero quién se va a preocupar por eso? ¿A quién le va a interesar este desastre?". Antonio intentó meter baza: "-Hombre, no creo que dejen morir al…" pero el líder de la charla no le permitió ni balbucear: "-¡Ni un milagro lo arregla, Antonio! Paso del Recre y de su historia. Que le den". El pobre Antonio escuchaba con incredulidad las categóricas afirmaciones de su sabio interlocutor, del que desconozco su nombre pero al que llamaremos el listo. El episodio ocurrió hace más de un año, cuando el Decano anunció aquello de "este puede ser el último partido", esa frase que nos encogió el alma.

Desconozco cuál será el equipo que se gana las simpatías del listo, pero el vomitivo desprecio con el que hablaba del, por entonces, moribundo Recre, lo decía todo de él. El listo no sabía que, durante dos campañas seguidas, los jugadores albiazules mantendrían la categoría en una gesta que, con el paso del tiempo, se torna cada vez más plausible por lo que tuvieron alrededor; el listo no era consciente de que los empleados del club de fútbol más antiguo de España iban a dejarse el alma para evitar la desaparición pese a no recibir lo que merecían; el listo tampoco se figuraba que una milagrosa campaña de salvación mantendría con vida a la entidad tras un mes de junio irrepetible, ni que el Ayuntamiento le arrebataría de las manos el Decano al otro listo, o que un consejo pertinaz fuera capaz de poner las cosas en orden tras el destrozo causado por la manada anterior. Y de que alguien está dispuesto a dejarse ahora un pastizal en el Colombino, a pesar de los pesares, ya ni hablamos.

Yo me imagino estos días al listo leyendo las noticias que surgen alrededor del club y tragando saliva, reconcomiéndose por dentro: "¿Pero cómo? ¿De verdad el Recre va a seguir adelante?" Sí, eso parece, iluminado. El caso es que hay muchos listos repartidos por el mundo: me cuenta un amigo que en cierto foro de internet existe un post titulado Esperando la defunción del Recre. Pues que sigan esperando, que la paciencia es una virtud. Y lo decimos por experiencia porque a pacientes, como a cariño por un escudo, tampoco nos gana nadie.

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