Es lo que da poder viajar a otros lugares y sin querer entrar en la comparativa, en la envidia sana, en lo que debió ser y nunca lo fue. Salvando las distancias, aunque en el fondo no se entiende por qué tiene que ser así, he tenido la posibilidad, a través de la prensa deportiva de Huelva, de poder estar en la Gala Nacional cuyos congresos se celebraron en el estadio de la Cerámica, domicilio del Villarreal. Lo de no entender la situación es como consecuencia de la diferencia de población con respecto a Huelva, luego queda claro que es dinero pero sobre todo modelo de gestión. Sin ánimo de poner pelos de punta y de que algunos caigan en el cabreo, ni tan siquiera pongo en la balanza el estatus económico, sino el cuido de las instalaciones y la hoja de ruta que tiene marcada un club como el Villarreal, que es modelo internacional.

Ciñéndonos al Colombino, en clara dejadez de limpieza y mantenimiento, ni recién estrenado fue atractivo porque la conjunción de factores arquitectónicos no se corresponden con el gusto personal de quien escribe. Pero para gustos, colores. Algún día me explicarán lo que las torretas dentro del graderío. A lo que vamos. Se puede estar mal, en Segunda B y con infinidad de problemas. Pero no se puede caer en el abandono porque ahí, igual que ha hecho el Ayuntamiento de Huelva con el tema de Hacienda, o bien ellos, o bien el consejo de administración deberían haber apretado para no llegar a la situación actual. Unos ponen cerámica y a otros le llueven las goteras mientras trabajan. En un sitio se puede comer en el suelo y el otro ni tan siquiera tiene suelo. Cuando uno asume hacer un palacio tiene que tener en cuenta que luego tiene que mantener el palacio, porque si no, es mejor tener una chabola.

No puede ser que la categoría condicione tanto el mantenimiento de las instalaciones. Estamos hablando del Colombino, que han barrido tiempo atrás gente de las peñas y hasta miembros del consejo. Es un templo, más bonito o más feo, pero es el templo del recreativismo. Huelva no puede dar esa imagen. No se trata de dinero. Se trata de dignidad y sentido común. De la ciudad deportiva ni hablamos.

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