Nuevo curso sanitario

Es una buena oportunidad para actualizar el modelo de financiación

Con el inicio de septiembre es costumbre dar por inaugurado el nuevo curso político e institucional. En esta ocasión la situación se caracteriza por la expectativa de conocer cómo culmina el proceso de investidura para saber si habrá nuevo Gobierno o si se repetirán las elecciones generales. También, se da la circunstancia de que la mayoría de las Comunidades Autónomas tienen nuevos equipos directivos y comienzan su andadura institucional a partir de ahora. Este nuevo curso sanitario se iniciará con muchas caras nuevas y con proyectos renovados que deberían llevarnos a una mejora relevante de nuestro sistema, que haga posible un camino de renovación y consolidación para poder ser capaz de resolver los problemas de salud del conjunto de la ciudadanía.

En esta tribuna se ha dejado constancia en muchas ocasiones de las tareas que hay que acometer para avanzar y superar los problemas, las insuficiencias y los desafíos; tareas que merecen el trabajo coordinado del conjunto de los responsables públicos de salud de las diferentes administraciones. Probablemente tendremos que abordar de nuevo algunas medidas que conviene desarrollar en sucesivas tribunas.

Por ahora creo que nos podríamos dar por satisfechos con el hecho de que el nuevo Consejo Interterritorial definiera una hoja de ruta que contara con las aportaciones de los diferentes agentes del mundo institucional de la sanidad, entre los que debieran destacar los profesionales y los pacientes. Una primera piedra de toque va a estar definida por el abordaje de las medidas de protección que habitualmente se adoptan en esta época, como es el caso de la vacunación para la prevención de la gripe. A ello se une la protección frente a la Covid-19 que puede coincidir con la campaña de vacuna de gripe pero cuya estrategia, tras la aparición de nuevas variantes, puede ser necesario que se tenga que revisar para contar con dosis que incorporen protección frente a ellas.

Son procesos de vacunación con características específicas que en teoría podrían ir unidos pero que en este caso, si la vacunación para la Covid-19 fuera a requerir vacunas con la nueva variante y ello requiriera una espera de algunas semanas sobre el plazo previsto, no debiera afectar por ello el inicio de la vacunación de la gripe. Todo lo que sea evitar casos, evita las consecuencias que conocemos y, también, controla y evita la presión asistencial asociada a picos epidémicos de gripe.

Al margen de eso, este nuevo curso sanitario puede ofrecer una buena oportunidad para actualizar el modelo de financiación que debería estar alineado con una nueva estrategia sanitaria cuya base considero que está definida en las conclusiones y recomendaciones del Congreso de los Diputados obtenidas de la Comisión de Reconstrucción Social y Económica con motivo de la pandemia. Estas recomendaciones cuentan con el apoyo de la inmensa mayoría de las fuerzas políticas.

Seguramente y dado que la mayor parte de las administraciones autonómicas, al igual que la Administración General del Estado, renuevan su mandato, se abre la oportunidad y (por qué no decirlo) se presenta la obligación de trabajar juntos para un proyecto de renovación y consolidación del sistema sanitario, para asegurar que cumple con los objetivos sociales de universalidad, equidad, calidad y sostenibilidad a los que se aspira de manera prácticamente unánime por parte de la sociedad española.

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